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Alianza de oposición política, molesta al caudillo, pero no será suficiente; se aferrará al poder

Miguel A. Rocha Valencia

Ciudad de México.- Las similitudes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump con nuestro ganso de Macuspana, no solo son los estilos pleiteros, autoritarios y aferrados sino también en las ambiciones de poder. La diferencia es que allá, existen estructuras, instituciones sólidas, que no están sujetas al Ejecutivo, ni se dejan intimidar, además de que los grupos fácticos si gravitan de manera determinante.

Tan es así, que, a pesar de las protestas y acusaciones de fraude, el Colegio Electoral de aquella nación, dio triunfador al demócrata Joe Biden y los Republicanos, con todo y las críticas presidenciales, reconocieron al nuevo mandatario electo.

De este lado, ya anunció el tlatoani de Palacio Nacional que será juez y parte, pues autorizado por un Tribunal Electoral decepcionante y a todas luces “comprado”, no sólo aprovechará el púlpito en cadena nacional para vociferar contra la oposición, sino que podrá “cargar los dados” en favor de los candidatos de Morena.

Esta es una situación inédita, peligrosa y arbitraria que casi garantiza al caudillo tabasqueño que podrá incidir de manera directa a la elección. Podrá alzarse como árbitro y juez que determine quién ganó e incluso “negociar” posiciones para garantizarse una mayoría legislativa similar a la que hoy le ha permitido la acumulación y gasto discrecional del presupuesto, escamotear las participaciones a los estados, borrar del mapa a los fideicomisos, provocar con sus “ahorros” el subejercicio del gasto del gobierno, recortar salarios y prestaciones de burócratas y contar con más de 700 mil millones de pesos para comprar votos.

Con ese poder ¿Alguien tendría la ingenuidad de pensar que el tlatoani olmeca estaría dispuesto a dejar la presidencia, incluso reformando la Constitución para justificarlo?

Si a eso sumamos el control mediante “favores” que tiene de las fuerzas armadas a cuyos jefes les ha dado dinero, posiciones, negocios y concesiones hasta hartarse, y a los criminales brindarles “amor y paz” con la liberación de capos y la nula persecución de los que están libres, el cuadro se completa.

Bueno a los dueños del dinero que podrían ser un real factor de poder, los ningunea, les impone salarios mínimos, los amenaza, los exprime, les niega ayuda, cambia reglas del juego y engaña y los somete.

Por eso se burla de las anunciadas por él mismo alianzas del PRI, PAN y PRD para contender en las intermedias en por lo menos 150 de los 300 distritos electorales con el fin de quitarle de facto, aunque no políticamente, la mayoría en el Congreso federal.

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Y digo políticamente porque muchos de los elegidos, serán chantajeados, varios de ellos, “agarrados” de salva sea la parte, darán el chaquetazo, si no, lo veremos. Para eso está utilizando toda la información que le dejaron los gobiernos idos.

No mete a la cárcel a corruptos, los coacciona y a unos cuantos, como Emilio Lozoya, los usa para golpear, aunque sea mediáticamente a los que se fueron.

Por eso al ganso tabasqueño no le importa que se exhiba a la Cuarta como corrupta; él tiene el control de los “grandes medios”, que no son otros que las televisoras y varios escritos que se doblegaron al chantaje del dinero o la amenaza, además del extraordinario recurso propagandístico que representan las mañaneras, las giras y el encierro.

En ese escenario se inscriben las reformas al Banxico, donde ya acusó a los defensores, sobre todo gobernador y sub gobernadores de la institución, de sólo trabajar para los “machuchones”. Lo del pretendido acotamiento la DEA, FBI e incluso la CIA, no va a prosperar. Tal vez en Venezuela o Cuba sí, pero México es otro país.

Total, que la oposición política tendrá que hacer algo más que sumar esfuerzos, trascender y prepararse para enfrentar a un profeta de la 4T autoritario, que no estará dispuesto a dejar el poder, por el contrario, consolidarlo, porque él, no es un presidente, es un caudillo, un sumo sacerdote cuya doctrina intentará implantar, aunque esto sea por la fuerza, sobre las instituciones y la voluntad de la mayoría de los mexicanos. Así lo vemos.

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