Ernesto Madrid
Luego de la publicación del decreto de Andrés Manuel López Obrador para impulsar los trenes de pasajeros a lo largo de la República Mexicana, BBVA México consideró que una medida impuesta por el gobierno no suele salir bien, ya que prácticamente todos los trenes de pasajeros en el mundo tienen que ser subsidiados.
Se trata destacó, de una medida por decreto en donde debería ser una decisión del sector privado y se debería de priorizar la carga para que pueda ser viable, ya que, por ejemplo, en Reino Unido el Estado tiene que cubrir el 32% con subsidios para hacer rentable el negocio de trenes de pasajeros.
El Ejecutivo federal precisó que en el proyecto se planea explotar las redes ferroviarias a través de las empresas Grupo México Transporte (GMXT) y Canadian Pacific Kansas City (CPKC) de México, pero no hay claridad en el decreto.
Lo contradictorio del caso es que el presidente señala en su ‘imposición’ que el transporte de pasajeros ferroviario será prioritario, aunque aclaró que no sería una expropiación de los operadores de transporte de carga, lo cual le da un sentido social y no financiero de cara a las elecciones que se llevarán a cabo el próximo año, por lo que los especialistas consideran que no es viable, como muchos de otros proyectos que están en camino de convertirse en elefantes blancos que irán cayendo en la responsabilidad de las próximas administraciones con los costos que esto implica y dinero que se ha dilapidado del arcas de la nación.
Lo cierto es que para BBVA “si bien no es mala idea, debería ser una decisión del sector privado y se debería de priorizar la carga” no obstante, para López Obrador, se trata de uno más de sus proyectos prioritarios para cerrar su sexenio y que va en el sentido de nacionalizar el sistema ferroviario, en el entendido de construir un medio de movilización masiva que integre sus cuatro proyectos, el Tren Maya, el México-Toluca, el tren del Bajío-Región Norte, y el tren del Golfo-Pacífico.
Lo delicado del tema es que el gobierno de México podría enfrentar un diferendo por violar las reglas del Acuerdo de Comercio con Estados Unidos y Canadá, ya que la nacionalización de los ferrocarriles crearía un monopolio que afectaría la competencia y por el otro lado, el elevado costo que implicará para las finanzas del país vía los impuestos que pagan las y los mexicanos.
Raymundo Riva Palacios advierte en Estrictamente Personal que para entender el tema solo hay que observar el proyecto de Amtrak, que opera el gobierno de Estados Unidos desde 1971 en tres corredores, el Noreste, que cubre la línea entre Washington y Boston, que casi no convive con el transporte de carga; el de las rutas de apoyo estatales, con recorridos de entre 300 y 500 kilómetros que convive con el transporte de carga, y el que realiza recorridos superiores a los mil kilómetros en vías de transporte de carga.
“Los dos últimos tienen un subsidio de 3.79 dólares por pasajero y de 20 centavos por pasajero/kilómetro, respectivamente, mientras que el primero, que es considerado de lujo, pese a tener un margen positivo de 27 centavos de dólar por pasajero/kilómetro, hace unos días el presidente Joe Biden anunció un financiamiento de 16 mil 400 millones de dólares para mantenerlo a flote”.
Esta sería una referencia para analizar si no se trata de una ocurrencia más, con tintes socio electorales que vayan a salir caro para las próximas administraciones.