*Programas de la 4T se pagan, pero sin transparencia; padrones no son verificables
Miguel A. Rocha Valencia
Ese asunto de las universidades para el Bienestar, que de acuerdo con López debe inscribir a unos 45 mil alumnos en los 140 planteles que se abren en todo el país, será otro barril sin fondo y desde luego tendrá toda la dosis de opacidad y sospechas de corrupción que caracterizan los programas del Tlatoani de Tepetitán, Macuspana, Tabasco.
Y no es para menos, con un presupuesto asignado que ronda los seis mil millones de pesos, es un apetitoso bocado para desviar dineros, no sólo a los presuntos jóvenes que ahí se inscriban para recibir cerca de 25 mil pesos, sino también para apoyar a las huestes de Morena en tiempos electorales.
Así ¿Para qué quieren dinero del INE? Cuentan además con todos los programas clientelares desde el gobierno federal hasta los estatales y municipales que están en su poder y donde tales acciones, no son objeto de fiscalización y si lo fueran, tienen en la Secretaría de la Función Pública el mejor pararrayos. Así ocurrió en la administración de López en el Distrito Federal y hoy sucede lo mismo a nivel país.
Ahí están todas las licitaciones, las anomalías que adelantó la Auditoría Superior de la Federación, los Bartlett, la propia Irma Eréndira que se auto santificó, Rocío Nahle con sus parientes y compadres en Dos Bocas, los softwares y la construcción de sucursales del Banco del Bienestar, y los propios programas asistenciales cuyas listas no se auditan y ahí, está comprobado, hay hasta muertos o personas inexistentes.
Para ejemplo los planteles universitarios, de tan bajo perfil como transparencia, al igual que Sembrando Vida, las becas educativas, de primer empleo, pensiones a adultos mayores, discapacitados y todo el que se quiera sumar. Tan sólo en lo de las universidades, los números de presuntos alumnos son distintos según la “fuente”. Por un lado, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), el número de alumnos que acuden a las 100 sedes “existentes”, varía entre 14 mil y 25 mil educandos; la cantidad de maestros también es diferente en cada caso.
El informe de labores 2020 indica que hay matriculados 39 mil 170 estudiantes y 815 docentes, empero, el informe enviado por el organismo coordinador del programa al Coneval, indica que son 15 mil 151 y 870 respectivamente. Pero la plataforma de uso interno reporta 46 mil 458 alumnos y 775 maestros. Es decir que entre el organismo coordinador del programa y la dirigencia de la Universidad, hay una diferencia de casi 30 mil alumnos, que posiblemente no existen, pero cobran un total de 735 millones de pesos al año.
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El punto está en saber quién se queda con ese dinero, si el alumnado en realidad, no existe, porque la partida presupuestal está asignada, incluso la de 950 millones de pesos para edificar o equipar planteles, pero algunos ni existen o se domicilian en bodegas.
Igual sucede con otros programas de gobierno como los mencionados arriba donde los presuntos beneficiaron denuncian como lo de Sembrado Vida con apoyos por hectárea plantar árboles, las becas escolares, los apoyos a desempleo o los otorgados a ninis, donde luego no aparecen los centros laborales donde supuestamente están asignados. La opacidad es extensa, pero como son de Morena, no hay corrupción, simplemente discrepancias, así lo diría la titular de la SFP.
