Por Erika Solorio
La falta de conocimiento no nos exime al vulnerar los derechos humanos de las personas; el acoso sexual es una práctica denigrante por parte de los agresores, y en muchos países es un delito. ¡Nada ni nadie puede violar nuestros derechos!
“¿Sabías que…? 736 millones de mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida. El riesgo es mayor entre las jóvenes: 1 de cada 4 adolescentes ha sufrido abusos de su pareja”, (ONU, 2024).
El acoso sexual es una violación de los derechos humanos que afecta a millones de personas a nivel mundial. Combatirlo requiere un enfoque que incluya la concientización, la educación y la creación de entornos seguros y respetuosos para todas y todos.
Existen diversas normativas y convenios internacionales que protegen los derechos humanos y abordan el acoso sexual, tales como: Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948); Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW); Convenio 190 de la OIT sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo.
Muchos países han adoptado leyes que tipifican el acoso sexual y establecen mecanismos de denuncia y reparación. La protección de los derechos humanos y la promoción de la igualdad de género son fundamentales.
El acoso sexual y los derechos humanos son temas profundamente interrelacionados. El acoso sexual se refiere a conductas de naturaleza sexual que son no deseadas y que pueden crear un ambiente hostil o degradante, afectan la dignidad de las personas y violan sus derechos fundamentales.
Puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo: comentarios sexuales inapropiados; toques no deseados; propuestas sexuales abiertas o insinuaciones; acoso verbal o físico; así como la creación de un ambiente intimidante o degradante.
Derechos humanos involucrados. Derecho a la dignidad: todas las personas tienen derecho a ser tratadas con respeto y dignidad. El acoso sexual atenta directamente contra este principio; derecho a la igualdad, afecta desproporcionadamente a mujeres y personas LGBTQ+, lo que constituye una violación del derecho a la igualdad y no discriminación.
Derecho a la seguridad personal: cualquier forma de acoso crea un clima de vulnerabilidad, socavando el derecho a sentirse seguro en cualquier entorno, ya sea laboral, educativo o social.
Derecho al trabajo: el acoso sexual puede tener un impacto negativo en el ambiente, afectando la calidad de vida laboral y, en consecuencia, el derecho a un trabajo digno.
A pesar de que los medios de comunicación a nivel mundial evidencian que existe y persiste el acoso sexual, los agresores continúan realizando estás prácticas denigrantes.
La agenda de desarrollo sostenible se tambalea, estamos muy lejos de que se cumpla en el 2030 porque los derechos humanos continúan violándose en todo el mundo.
Continuaré escribiendo para coadyuvar en el trabajo que realizan las y los activistas a nivel mundial, consciente de la importancia de brindar mayor conocimiento a las personas para evitar más violaciones a nuestros derechos humanos. Me sumo a la cifras de víctimas de acoso sexual.
Por Viviana Erika Solorio, activista de derechos humanos, asesora política, comunicóloga social. Mtra. Administración y Políticas Públicas con Enfoque en Gestión Política