Por Erika Solorio
La terrible deshumanización en la que en muchas ocasiones las sociedades se encuentran inmersas, jamás será justificante para ignorar las carencias tan intolerables en las que viven niñas, niños y adolescentes, consecuencia de la pobreza.
La pobreza infantil es uno de los desafíos más apremiantes que enfrentan las sociedades contemporáneas. Afecta no solo el bienestar inmediato de los niños y niñas, sino que también tiene repercusiones a largo plazo en su desarrollo, educación y futuras oportunidades de vida.
La tan mencionada agenda 2030 cada día se tambalea más y más; el cumplimiento del desarrollo sostenible en los pueblos, ciudades, estados, naciones y de las personas está cada vez más lejano.
“Se calcula que 333 millones de niños y niñas de todo el mundo (o 1 de cada 6) viven en la pobreza extrema, según un nuevo análisis de UNICEF y el Banco Mundial”, (BM, 2023).
Los derechos humanos juegan un papel crucial en la protección y promoción del bienestar infantil, los menores de edad que viven en condiciones de pobreza suelen tener acceso limitado a alimentos nutritivos, lo que puede llevar a problemas de salud a corto y largo plazo, como la desnutrición y enfermedades crónicas.
Desafortunadamente, la pobreza puede impedir que los niños asistan a la escuela o que reciban una educación de calidad. Esto perpetúa el ciclo de la pobreza, ya que la falta de educación limita las oportunidades de empleo en el futuro.
Los niños en situaciones de pobreza son más vulnerables a la explotación, el abuso y la violencia, ya sea en el hogar o en su comunidad.
La privación económica afecta no solo el desarrollo físico de los niños, sino también su bienestar emocional y social. La falta de recursos puede llevar a estrés, ansiedad y problemas de comportamiento.
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Por nuestras niñas y niños – Por el Bien Común – Opinión
Las políticas públicas tienen que ser enfocadas en la prevención y atención del problema con un enfoque multidisciplinario, las políticas y las leyes tienen que ser elaboradas con la certeza de qué las personas tendrán bienestar, la justicia social es responsabilidad de todas y todos en donde las fronteras no existen, ni las banderas de los países.
Los derechos humanos, tal como están articulados en documentos como la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), garantizan una serie de derechos fundamentales que deberían proteger a los niños de la pobreza y sus efectos. Algunos de estos derechos incluyen:
Derecho a la Educación (Artículo 28 y 29): Todo niño tiene derecho a recibir una educación de calidad. La educación es un pilar fundamental para romper el ciclo de la pobreza.
Derecho a la Salud (Artículo 24): Cada niño tiene derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud y a recibir atención médica adecuada.
Derecho a la Protección (Artículo 19): Los niños deben ser protegidos de toda forma de violencia, abuso y negligencia.
Es inaceptable: la pobreza infantil es un violador de los derechos humanos que impacta negativamente a los individuos y a la sociedad en su conjunto. La promoción y protección de los derechos de los niños son esenciales para abordar esta problemática.
Es crucial que los Estados, organizaciones y la sociedad civil trabajen juntos para crear un entorno donde todos los niños tengan la oportunidad de prosperar y alcanzar su máximo potencial, libre de la carga de la pobreza.
Por Viviana Erika Solorio, activista de derechos humanos, asesora política, comunicóloga social. Mtra. Administración y Políticas Públicas con Enfoque en Gestión Política