Ernesto Madrid
“Ya no es lo mismo de épocas pasadas” pero persiste la corrupción, admitió el presidente Andrés Manuel López Obrador, y apuntaló: antes los integrantes del gobierno estaban orientados “por entero, por completo al saque”, pero ahora ya no se otorgan “jugosos contratos” a empresas constructoras o a proveedores, pese a diversas revelaciones que indican lo contrario.
Por ejemplo, está la empresa de Litoral Laboratorios de la prima del mandatario que se le había otorgado un contrato, por parte del director de Pemex Octavio Romero Oropeza, de 465 millones de pesos adjudicados por la petrolera, que después, se le retiro por presentar conflictos de interés, no obstante, siguen vigentes contratos con el Instituto Mexicano del Petróleo y con el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales del Estado, de los cuales nada se ha dicho.
Lo curioso del caso es que el director de la paraestatal “institucionalizo” el “Moche” cuando llegó a la oficialía mayor del gobierno de la Ciudad de México, y se convirtió en el “rey” en tiempos de Obrador, y en la selva del asfalto ya que resultó ser el administrador de los cientos de miles de pesos recaudados en¬tre los trabajadores, de acuerdo con el libro “El Rey del Cash”.
Otro detalle de privilegio estaría centrado en Epigmenio Ibarra, muy cercano a la 4T y quién confirmó que su empresa Argos Comunicación recibió un préstamo de 150 millones de pesos por parte del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), pero todo el proceso se llevó a cabo conforme a lo estipulado, según dijo.
Pero el presidente, quien reconoció que hay corrupción, ésta ya es considerada como “un delito grave, ya no hay condonación de impuestos y las personas pagan puntualmente sus contribuciones”.
Sin embargo, el “principal propagandista del gobierno”, Epigmenio Ibarra recibió los recursos creando un fideicomiso para él y su empresa Argos por lo que, de acuerdo con el gobierno federal, tiene la posibilidad de recibir financiamiento institucional, como también la empresa Kimberly Clark de su adversario Claudio X González que fue beneficiada con mil millones de pesos de la misma institución financiera, argumento el mandatario.
Esta al igual el caso de Manuel Bartlett, director general de la Comisión Federal de Electricidad, que le documentaron en 2019 el incumplimiento de ley al ocultar 23 residencias y 13 empresas (una de las cuales, ubicada en La Roma, sirvió por años, como su oficina al presidente y después como casa de campaña) y Manuel Bartlett junior tiene contratos por 162 millones de pesos con varias dependencias federales ninguno de los cuales se ha cancelado.
Bartlett también es mencionado en el libro de Elena Chávez quién señala que en el 2006 había llamado a los militantes del PRI a darle el “voto útil” y de la noche a la mañana se volvió imprescindible para López Obrador “que la le había ofrecido la CFE -desde antes de ganar las elecciones- y que tan buenos dividendos le está dejando al poblano, a su pareja sentimental, a su hijo y socios”.
Esta Irma Eréndira Sandoval, la nombrada exzarina anticorrupción, que le documentaron seis propiedades junto con su esposo, John Ackerman, un académico y presentador de la televisión pública convertido en propagandista del obradorismo una de ellas regalada en 2007 por el gobierno de Ciudad de México (obradorista también) sin una justificación jurídica.
O el director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo, al que le revelaron contratos desde esa institución a empresas de su hermano.
O bien los hermanos del presidente Martín y Pío a quienes los exhibieron recibiendo ‘cash’ para patrocinar al ‘movimiento’ del ahora presidente por parte de David León quine trabajando en el Verde Ecologista con Manuel Velasco quien se le descubrieron operaciones simuladas de 6 empresas fantasma del Gobierno de Chiapas, de donde canalizaba los recursos para Martín y León y para el ‘movimiento’.
Será por eso por lo que el presidente argumento que, “aunque todavía no estamos satisfechos, porque era algo que estaba muy arraigado, como toda la corrupción, ya no se roban la cantidad (¿?) de gasolinas que se robaban en el periodo neoliberal, expuso.
Y explicó que sus adversarios no han podido contra su Gobierno pese a desatar “campañas de desprestigio, guerras sucias, cuando no es el plan del Señor X, es el Plan chachalaca, o el Plan guacamaya o Plan zopilote, o Pejeleaks, y ahí deben estar pensando en otro”.
Es decir, no es lo mismo, pero es igual.