Por Óscar Sánchez Márquez
El mundo entero no tiene un atisbo de certeza de cuáles serán los efectos a corto, mediano y largo plazos de la pandemia de Coronavirus. La Humanidad, sin ánimo de exagerar, continuará inmersa en la incertidumbre, pero surgen señales claras de los principales problemas que está dejando a su paso.
Hace unos días la revista británica de contenido médico-científico The Lancet publicó una serie de tres estudios relacionado, precisamente con uno de esos problemas que se están gestando en estos momentos en el mundo, el cual, no de no atenderse pronto y con eficacia, será uno de los múltiples saldos de la pandemia, de consecuencias inimaginables.
Me refiero al sedentarismo que crece a pasos agigantados, más allá de las cifras rojas que ya venía arrastrando la población del planeta en este rubro.
Sólo que ahora existe evidencia clara y contundente, que documentó The Lancet en sus publicaciones, de que el mundo se está volviendo cada vez más flojo, mas inactivo y más anquilosado esqueléticamente hablando, en gran medida por los nuevos estilos de vida que genera el aislamiento social al que obliga la pandemia.
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Uno de los muchos datos graves que arroja la investigación científica de la publicación británica, señala que los adolescentes y los jóvenes cuyas edades oscilan entre los 15 y 24 años son quienes se están volviendo más sedentarios, son quienes realizan menos ejercicio físico al día y quienes más rápido padecerán los efectos en su salud de la falta de movilidad física.
A nivel mundial, el 80% de los adolescentes no son lo suficientemente activos y muchos de ellos permanecen dos horas o más de tiempo frente a la pantalla recreativa al día.
Es decir, la pantalla de la televisión, computadora, videojuego, celular o tablet, sí está generando un cambio de comportamiento negativo en la población. Ahora los niños, adolescentes y adultos pasan más tiempo atrapados en la pantalla y menos en el ejercicio físico.
¿Cuánto tiempo es el recomendable para hacer ejercicio al día, según el rango de edad?
La OMS recomienda que los niños y adolescentes menores de 18 años acumulen al menos un promedio de sesenta minutos por día de actividad física en un nivel moderado o vigoroso, mientras que las personas que tienen 18 años o más deben acumular al menos 150-300 minutos de actividad física de intensidad moderada o de 75 a 150 minutos de actividad física intensa por semana, o una combinación equivalente
Esta situación se agrava por el hecho de que cientos de millones de niños y adolescentes en todo el mundo, al permanecer encerrados en sus casas y dejar de ir a la escuela, también dejaron de hacer ejercicio, ya fuera poco o mucho el que hacían antes de la pandemia, en la actualidad ese ejercicio lo han dejado de hacer.
Se sabe que la inactividad física está relacionada con un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles (ENT), como padecimientos cardíacos, diabetes y algunos cánceres.
Sin embargo, los beneficios para la salud al realizar ejercicio diario y continuo también incluyen mejoras en la salud mental, evitan la demencia y mejoran la función cognitiva y el sueño.
Los datos duros que hoy se revelan indican que uno de cada cinco adolescentes en todo el mundo tiene sobrepeso u obesidad, es decir 324 millones o el 18 por ciento de la población mundial. Además, existe una carga cada vez mayor de trastornos de salud mental en los adolescentes, incluida la depresión y la ansiedad.
Se ha estimado que la inactividad física es responsable de 5.3 millones de muertes por año en Estados Unidos y que cuesta al menos 54 mil millones de dólares, en costos directos de atención de la salud, de los cuales 31 mil millones los paga el sector público.
Aunque la inactividad física se reconoce como una pandemia mundial, gran parte de la evidencia proviene de estudios de adultos, en quienes se hacen evidentes sus efectos sobre las enfermedades no transmisibles.
Sin embargo, The Lancet subraya que la evidencia sugiere que las prevalencias de las enfermedades no transmisible, como diabetes tipo 2 y factores de riesgo de enfermedades no transmisibles como hipertensión y obesidad en la adolescencia, están aumentando
¿Que hacer frente a esta nueva pandemia que crece y crece frente a nuestros ojos?
La principal tarea de los adultos es mover e incentivar al ejercicio a niños, adolescentes y jóvenes; poner el ejemplo ayudará mucho, sin duda.
Pero, también de parte del Estado, del ámbito legislativo y sector público hay tareas por realizar, una de ellas quizá de las principales, es que inviertan más en salud y el bienestar de los niños y adolescentes ya que ello producirá un triple beneficio, es decir, hoy, en la edad adulta y para la próxima generación.
