Ernesto Madrid
No sólo evade las preguntas de la prensa relacionada con el hackeo de Gaucamayas sino que el presidente Andrés Manuel López Obrador lo califica de “fracaso” destacando que ‘la guacamaya se volvió zopilote’ pero a su vez, protegiendo al secretario de la Defensa para que no responda estos cuestionamientos de la prensa.
Lo anterior sucedió la mañanera de este miércoles, desde Ciudad Victoria, Tamaulipas, en donde además respaldo al gobernador entrante Américo Villarreal, del que dijo, “es garantía de que va a estar a la altura de las circunstancias” -porque – “es un elemento bueno, una ventaja que se tiene, ahora falta que se profundice en el cambio, que haya acciones para el desarrollo, el bienestar, así como en materia de seguridad”.
Lo curioso es que además se da en un marco en donde el titular de la Defensa se negó a comparecer ante una comisión del Congreso, porque los diputados, que son un poder autónomo y tienen facultades y atribuciones para llamarlo, habían sido “irrespetuosos”, dijo el general en clara contradicción a lo que el propio mandatario afirmó hace 20 días en la conferencia matutina del 30 de septiembre que el hackeo a la institución era cierto.
La realidad es que estos hechos, que ponen entredicho la gestión del mandatario y las contradicciones en las que acostumbra a caer constantemente se dan en el inicio de sus giras, entre semana, por las entidades del país, empezando por Tamaulipas, y de cara a los procesos electorales en el Estado de México y Coahuila, que marcaran la pauta, para el 2024.
Hay dos puntos interesantes a los que hace alusión el presidente de manera constante, uno, atacar a la prensa y culpar a sus adversarios que dice “quisieran que les ayudáramos a hacer el caldo gordo tratando el tema, que fue un rotundo fracaso” y otro, que “no vamos a manchar la mañanera y que se apuren a que, si van a echar a andar un escándalo, pues que tenga sustento”.

Hackeo fue un fracaso; AMLO no responderá porque mancha “La mañanera”
Pero más allá de sus argumentos del que se auguraba, con el hackeo, el “derrumbe de nuestro gobierno y fue como el parto de los montes” está también la postura de una escritora y periodista, que lo apoyo durante su campaña y sus primeros pasos en el gobierno, Elena Poniatowska, quién señaló, apena en días pasados en referencia a López Obrador:
“Yo creo que tiene que abrirse a la crítica, ha aceptar lo que otros dicen, aceptar que se puede equivocar. (…) Hay que aceptar que otros tienen una razón, una buena razón que a lo mejor no tiene, me da tristeza, me duele esta especie de: ‘yo soy el que sabe’”, más allá de criticar y suponer que es un ‘complot’ de la derecha y la prensa que están inmiscuidos en su contra.
Y no es uno ni son dos los medios que han ventilado las contradicciones de su gobierno, en el afán de salvar su proyecto de la Cuarta Transformación, sino que es una postura de muchos, -incluso analistas que han visto y no responden a ningún interés-, y examinado con claridad, los pasos del mandatario.
Por ejemplo, el columnista que revelo el hackeo al ejército Carlos Loret que deja en claro que “el secretario de la Defensa Nacional pidió cita para ver a solas al presidente López Obrador que previamente se reunió con generales de élite – algunos preocupados, otros francamente iracundos— en donde el caso Ayotzinapa, la asignación de tantas tareas y recursos, el fracaso de programas y obras “estaba manchando el prestigio del uniforme verde olivo”.
O la postura de Lorenzo Meyer en el programa de radio de Carmen Aristegui donde recalcó la vieja idea del presidente al sugerir, -destacando que no es el momento oportuno- para que “desapareciera el Ejército y sólo prevaleciera la Guardia Nacional”.
Lo cierto es que como apunta otro columnista “los correos hackeados al Ejército le vienen, cuando menos por ahora, como anillo al dedo, al mostrar a la institución, con la información que ha comenzado a fluir, como incapaz, arbitraria y omisa”.
Lo cierto es que el general Luis Crescencio Sandoval no ha respondido públicamente por el hackeo de Guacamaya a su institución y en cambio pospuso hasta nuevo aviso su comparecencia en la Cámara de Diputados programada para el 18 de octubre.
Mientras el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, salió en su defensa argumentando que la Comisión de la Defensa Nacional de la Cámara de Diputados “no es el organismo” ante el que el secretario de la Defensa Nacional tiene que rendir cuentas.
Entonces, ¿a quién será? Sino es al pueblo de México.