Ernesto Madrid
Luego de la caída del caso Roe en los Estados Unidos, prácticamente se ha construido una red de organizaciones de mujeres mexicanas que funciona como una “tubería” iniciando desde México, para trafican pastillas abortivas al país vecino, en claro desafío a las leyes, la constitución y las políticas de salud de la Unión Americana y nuestro país.
Encabezada Verónica Cruz Sánchez la organización ‘Las Libres’ ha creado una red ilegal que envía pastillas, sin que sean médicos, sin corroborar la originalidad de medicamentos y sin que haya prescripción médica, para promover aborto en Estados Unidos, en claro desafío a la determinación de la Corte de dicha nación, que echó abajo la sentencia Roe Vs. Wade, y canceló así el aborto legal, que ya es válido en al menos una docena de estados norteamericanos.
Con base en una investigación de The Washington Post, revela “que algunos líderes antiaborto temen que el flujo de píldoras abortivas pueda ayudar a que el aborto sea más accesible de lo que era antes de la caída de Roe”.

“El plan C” del aborto en EU, una red construida en México
Las Libres, es tan solo uno de varios grupos mexicanos en el centro de la red y, dice “que su organización por sí sola está en camino de ayudar a interrumpir aproximadamente 20,000 embarazos este año en los Estados Unidos, lo que equivaldría alrededor del 20% de todos los abortos legales que tuvieron lugar en 2019 en los 13 estados donde el aborto ahora está casi completamente prohibido”.
Entre lo dado a conocer, destaca que a diferencia de los servicios que venden píldoras a pacientes en Internet, “un creciente ejército de distribuidores comunitarios está llegando a las mujeres embarazadas a través del boca a boca o las redes sociales para suministrar píldoras de forma gratuita, aunque generalmente sin las salvaguardas de la supervisión médica.”
“Pronto llegará un momento en que no podremos contar nada de esto”, dijo Verónica Cruz, directora de Las Libres, y agregó que el grupo trabaja con una red de voluntarios con sede en Estados Unidos que cuenta con unos 250 y está “creciendo, creciendo, creciendo”.
Las Libres tiene su sede en la ciudad de Guanajuato, en México, desde hace más de dos décadas de acuerdo con el reportaje realizado por The Washington Post que en paralelo, menciona que otro líder del grupo denominado ‘Red Necesito Abortar’, igual, con sede en México que suministra pastillas y que la “telaraña” de estructura en donde se encuentran varios voluntarios, sigue en aumento.
“Una vez que llevamos las píldoras a los Estados Unidos, pueden distribuirlas en todo el país”, dijo Sandra Cardona Alanís, cofundadora del grupo, al diario norteamericano.
Destaca que la red emergente,” impulsada por la amplia disponibilidad de abortos con medicamentos, ha hecho que los abortos ilegales de hoy sean más simples y seguros que los de la era anterior a Roe, recordada por sus callejones y perchas”.
Lo recurrente del caso, de acuerdo con el diario es que están amparados por donantes privados que obtienen píldoras gratuitas como obsequios en especie o de farmacias internacionales por tan solo $ 1.50 dólares por dosis. “Los voluntarios estadounidenses luego reciben las píldoras por correo, a menudo confiando en expertos legales para ayudar a minimizar su riesgo, antes de distribuirlas a las mujeres embarazadas que lo necesitan”.
No obstante, para algunos expertos, señala, es preocupante ya que “a medida que la demanda se dispara y las redes trasfronterizas se expanden para incluir proveedores menos creíbles, las mujeres podría comenzar a recibir píldoras ilegítimas que son ineficientes o, peor, aún peligrosas”, ya que advierte que han circulado píldoras falsas en otros países con leyes antiaborto, de acuerdo a la entrevista realizada por Post a Guillermo Ortiz, asesor médico de la Ipas Partners for Reproductive Justice, organización internacional sin fines de lucro.

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La investigación llega a la realidad del tráfico que señala que obtienen por correo, regularmente, escondidas en cajas de medicamentos para pulgas de gatos, como una forma de introducirlas a los Estados Unidos que sin bien están selladas y etiquetadas, corren el riesgo de ser falsas o bien, mezcladas con fentanilo, una droga que ocasionó la muerte a más de cien mil personas el año pasado, 295 al día, por lo que la duda persiste en razón de que México se ha convertido en uno de los principales introductores de esta droga, a la nación vecina.
Aun así, el ‘boca en boca’ llega como recurso en línea del llamado Plan C, “que compila una lista de fuentes donde los pacientes pueden comprar píldoras abortivas en Internet”, pero las opciones de acuerdo al Post, son diversas e incluyen el Aid Access, “el prominente servicio en línea dirigido por la médica holandesa Rebecca Gomperts, así como varias farmacias en línea que venden píldoras abortivas ilegalmente a personas en estados antiaborto”, frente al caos y lágrimas que ha ocasiona el cierre abrupto de clínicas de aborto.
La realidad que describen los titulares del Washington Post, es dramático ya que narran como una enfermera de 20 años “pensó en los legisladores que habían introducido estas leyes, y en aquellos que habían implementado restricciones similares hace años en México, donde tuvo que asegurar su propio aborto ilegal a los 16 años. Todavía recordaba sus pies en los estribos de un edificio de apartamentos vacío. La estudiante de medicina insegura que realizó el aborto. El espéculo y el dilatador hirviendo en una olla de agua en la estufa.”
Sin embargo, relatan que ahora, “la proveedora de píldoras y su equipo de siete empleados trabajan desde una casa en la ladera de la montaña en Guanajuato, escondida de la carretera por una puerta eléctrica de ocho pies y una maraña de enredaderas de trompeta roja. En el interior, la oficina de Las Libres zumba con los ritmos de una familia.”
Y continúa destacando que “cuando Cruz Sánchez, de 51 años, comenzó Las Libres en 2000, imaginó una organización activista feminista que ayudaría a las mujeres mexicanas en situaciones desesperadas. En sus primeros años, el grupo brindó asesoría legal a las víctimas de violencia doméstica y exigió la libertad de las mujeres cuyos abortos las habían llevado a la cárcel. Durante mucho tiempo han proporcionado píldoras abortivas gratuitas sin enfrentar ningún problema legal, a pesar de las recientes leyes en México que penalizaban el aborto”.
Ahora, precisa que “las mujeres de Las Libres pasan gran parte de su tiempo respondiendo llamadas y mensajes de texto de estadounidenses, encorvadas sobre computadoras portátiles en una mesa llena de notas adhesivas y cajas de mifepristona.
Cruz Sánchez registra regularmente cinco o seis llamadas de Zoom al día: recaudar fondos con donantes estadounidenses o enseñar a los voluntarios cómo unirse a sus esfuerzos de manera segura”.
Hasta hace poco, dijo Cruz Sánchez, Las Libres recibía todas sus píldoras como donaciones en especie. Las organizaciones internacionales de defensa envían grandes envíos de píldoras a su oficina, dijo. “Las personas vienen con donaciones de misoprostol, ampliamente disponible en las farmacias mexicanas para tratar las úlceras estomacales. A veces, las compañías mexicanas de distribución de píldoras envían un lote de píldoras que está a punto de caducar, sin cargo”, dijo Cruz Sánchez al diario norteamericano.
“Cuando la demanda estadounidense comenzó a superar el alijo en su armario, dijo Cruz Sánchez, llamó a sus contactos en todo el mundo, buscando el proveedor más barato. Las Libres tenía aproximadamente $ 15 mil dólares para gastar, dijo, de donantes en su mayoría estadounidenses, el producto de los esfuerzos de recaudación de fondos que habían intensificado desde junio. En una reciente llamada de Zoom, una líder de un grupo de derechos de aborto con sede en Estados Unidos prometió $ 4,000, y agregó que esperaba hacer el mismo pago trimestralmente”.

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Resulta interesante que Cruz Sánchez negó revelar al diario los donantes de su grupo y dijo “que no ha estado manteniendo registros detallados del dinero que ha recibido de donantes en los Estados Unidos. Entre 2009 y 2018, Las Libres recibió al menos $ 193 mil dólres en subvenciones públicas del gobierno mexicano, según los registros del gobierno”.
Además, el equipo cuenta con orientación en inglés en la búsqueda de pastillas baratas y proveedores con sede en México que son los más caros ya que un juego de mifepristona y mi misoprostol cuesta alrededor de 26 dólares en nuestro país contrario al costo de países como la India que además de estar ampliamente disponibles en farmacias el costo es de tan solo 1.50 dólares.
“Cruz Sánchez dice que nunca cobrará a los pacientes por las píldoras abortivas, que cree que deberían ser ampliamente accesibles para todos” destaca el medio y agrega que “ha estado expandiendo estas conexiones, conectándose con servicios de línea directa y profesionales médicos con sede en los Estados Unidos”.
Por lo que advierte el trafico de pastillas abortivas a la Unión Americana, continuará ya que el gobierno ¿qué va a hacer? Se pregunta en respuesta a la entrevista realizada y responde: ¿Abrir todos los paquetes en el correo? ¿Realizar una inspección dentro de la casa de cada mujer?”
La realidad es que señala, que para la mayoría de los estadounidenses que trabajan con Las Libres, -dijo Cruz Sánchez a The Post-, la preocupación más apremiante es legal. Muchos de sus voluntarios con sede en Estados Unidos están aterrorizados por la sentencia de prisión que podrían enfrentar si son atrapados, adoptando alias y evitando a la policía” que ahora, envía 12 al día, más que el número de abortos realizados en muchas clínicas.
La distribuidora remite los casos tardíos a una doula abortiva (una asistente profesional para el trabajo de parto que brinda apoyo emocional y físico) que conoce desde hace años, quien les aconseja por mensaje de texto sobre exactamente lo que verán cuando pasen el embarazo. “Un feto de 12 semanas es aproximadamente del tamaño de una ciruela; Un feto de 15 semanas, del tamaño de una manzana” y que a menudo envía una pequeña cantidad de ácido para que el cliente pueda disolver parte del feto y enterrar lo que quede.
Este relato del movimiento de aborto ilegal, que realizó The Washington Post destaca que ha crecido rápidamente desde el fallo de la Corte Suprema y se basa en entrevistas con 16 personas con conocimiento de primera mano de la operación, e incluye informes sobre el terreno en cuatro ciudades de Estados Unidos y México. Muchos de los que hablaron con The Post lo hicieron bajo condición de anonimato para discutir actividades que potencialmente violan múltiples leyes, como practicar medicina sin licencia y proporcionar abortos en estados donde el procedimiento está prohibido. Al Post se le permitió observar a los distribuidores que manejan píldoras en estados antiaborto con la condición adicional de que no se identifiquen sus ubicaciones.