Por Óscar Sánchez Márquez
La gran mayoría de los países se encuentran en una gran encrucijada para lograr la normalización post-covid y el retorno a una dinámica económica que revierta lo más pronto posible el desplome del Producto Interno Bruto global estimado por el Banco Mundial en 5.2 por ciento tan solo en el 2020.
Sólo que esa recuperación pasa necesariamente por la vacunación de una gran parte de la población de las naciones, lo que no es cosa fácil si tomamos en cuenta que la producción, distribución y venta del antígeno anticovid está bajo control de unos cuantos países aferrados a no soltar la gallina de los huevos de oro.
Este es el meollo del debate que ocurre en la actualidad en el concierto internacional y entre los principales líderes del mundo, que buscan mecanismos que hagan posible una producción masiva de vacunas por parte de los gobiernos de los países que cuenten con posibilidades tecnológicas y de conocimiento científico para desarrollar, generar y producir vacunas anticovid.
Sólo que no basta con querer, incluso si los países cuentan con recursos humanos y presupuestales para generar sus propias vacunas. El tema de las patentes vigentes por 20 años, es decir las licencias para poder producir las vacunas hasta ahora descubiertas, impide que la vacunación masiva en todo el mundo sea una realidad, a pesar de los estragos que genera la pandemia.

Por ejemplo, hasta hace unos días Filipinas había vacunado al 0.3 por ciento de su población, en Estados Unidos suma el 32 por ciento. El propio presidente de Estados Unidos Joe Biden ha anunciado que espera que para el 4 de julio hayan sido vacunados 160 millones de norteamericanos.
Del total de mil 160 millones de vacunas anticovid que se han aplicado en todo el mundo, el 80 por ciento se han destinado a países ricos y de ingresos altos y medios, y solo el 0.2 por ciento a personas en los países de ingresos bajos o pobres. Esa es la realidad dibujada esta semana por The New York Times.
India, que tiene 350 mil infectados por día y más de 3 mil muertos por día, apenas lleva vacunada a un 2 por ciento de la población.
Desde un enfoque muy sencillo, podemos señalar que el entuerto de las vacunas anti coronavirus a nivel mundial se encuentra de la siguiente forma.
Primero: Un puñado de países y farmacéuticas a nivel mundial son propietarias (por 20 años promedio) de las patentes de las vacunas, lo que ha provocado que sólo esos países y esos grandes laboratorios médicos produzcan y vendan a otros países las vacunas
Segundo: Ese control férreo de patentes y por consiguiente los grandes contratos mundiales para la producción de vacunas que cubran la demanda de muchos países, provoca un lento proceso de vacunación. Dicho en blanco y negro, hay acaparadores mundiales de vacunas, pero esos acaparadores son los dueños de la fórmula y del producto descubierto, es decir las vacunas.

Esto provoca, a su vez que ningún país, por sí mismo o por su propia cuenta, pueda producir y distribuir las vacunas que ya hay en el mercado, como lo son las de Astra Zeneca, Pfizer, Sputnik V. Moderna, Sinovac, Jonhson & Jonhson, a menos que algún país desarrolle investigación que le permita descubrir otro tipo de vacuna contra el coronavirus.
Tercero. Hay una presión internacional, con un documento de más de 2 millones de firmas, para exigir al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden que apoye una suspensión temporal de la exclusividad de las patentes de las vacunas hasta ahora descubiertas con el fin de que todos los países puedan utilizar esas fórmulas y producir las dosis que cada país requiere para inmunizar a su población y darle la vuelta a la pandemia.
El presidente de los Estados Unidos ya ha firmado y solicitado esa excepción a la exclusividad de las patentes médicas, pero algunos países del llamado primer mundo y las poderosas farmacéuticas han pegado el grito en el cielo.
La poderosa e influyente Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (IFPMA), dijo que la decisión de Biden, de apoyar el levantamiento temporal de patentes, es decepcionante. Desde su punto de vista, anular por un tiempo las patentes “no aumentará la producción ni proporcionará las soluciones prácticas que necesitamos para combatir la crisis sanitaria mundial”, dijo un vocero de la organización.
Para el experto en enfermedades infecciosas, Antony Fauci, la vacunación entre 70 y 80 por ciento de la población de un país permitiría volver a la normalidad, antes no.
Detrás de todo esto está una esperanza, que la liberación de patentes, que originalmente están resguardadas por 20 años, pueda generar la producción mundial de 10 mil millones de dosis de vacunas para finales de este 2021.