Por Erika Solorio
Conversando con una persona tomadora de decisiones, recordé a uno de los grandes pensadores del siglo XVIII: Montesquieu. Sus obras aún siguen vigentes en la época contemporánea; creyente de los derechos civiles.
La gobernanza y los derechos humanos tienen un vínculo indisoluble. Dos conceptos fundamentales que se encuentran intrínsecamente vinculados en la construcción y el desarrollo de sociedades justas y equitativas.
Los documentos internacionales tienen que ser desempolvados, para que a través del conocimiento se elaboren e implementen más y mejores políticas públicas con visión de largo plazo, muchas de ellas enfocadas en la prevención. Sin lugar a duda, en donde prevalezca la gobernanza y el respeto a los derechos humanos.
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— ContraRéplica (@ContraReplicaMX) May 7, 2024
La gobernanza, el ejercicio del poder político y la toma de decisiones en una sociedad y los derechos humanos son los principios universales que garantizan la dignidad, la igualdad y la libertad de todas las personas.
Un gobierno que rinde cuentas a sus ciudadanos, que promueve la participación democrática y que garantiza la separación de poderes, aplica una gobernanza efectiva y transparente, requisito fundamental para el respeto y la protección de los derechos humanos.
Las políticas públicas en defensa de los derechos humanos juegan un papel crucial en la protección y promoción de los derechos fundamentales de todas las personas. El Estado debe asegurar que los derechos humanos sean respetados, protegidos y garantizados en todos los ámbitos.
Todas las personas deben de gozar de una vida digna y plena, libre de discriminación, violencia y abusos. Abarcan diversas áreas, como la educación, la salud, la justicia, la igualdad de género, entre otras, y buscan asegurar que las personas vivan sin violaciones a sus derechos humanos.
Leyendo las investigaciones elaboradas por organismos nacionales e internacionales podemos constatar que hay diversas recomendaciones para elaborar programas de gobierno en beneficio de las sociedades, con el objetivo de llegar al bien común.
La gobernanza es el arte de dirigir a un Estado, se requieren de instituciones sólidas, capaces de atender los diferentes problemas sociales, dar buenos resultados para cada clase social.
“Sin buena gobernanza no es posible proteger y respetar de manera sostenible los derechos humanos. La aplicación de los derechos humanos requiere la creación de un contexto propicio. Este comprende los marcos jurídicos y las instituciones adecuadas, así como los procesos políticos, administrativos y de gestión necesarios para responder a los derechos y las necesidades de la población”, (ACNUDH 1996-2024).
La justicia social no es una lucha de la época contemporánea, los grandes pensadores les apostaban a los gobiernos positivos; la lucha por el respeto de los derechos de todas y todos data de algunos siglos.