La cantante Britney Spears considera que la condena impuesta durante los últimos 13 años, es una situación similar al tráfico de mujeres, pues se vio obligada a trabajar contra su voluntad, en numerosas ocasiones severamente medicada.
La cantante dijo lo anterior en el tribunal de Los Ángeles, al comparecer y hablar sobre esta medida, ejecutada por su padre, Jaime Spears, la cual incluyó decisiones importantes sobre su vida personal, finanzas y carrera.
“Es una mentira decir que estoy feliz. Estoy traumatizada. He estado en shock. No estoy feliz. No puedo dormir. Lloro todos los días”.
Pidió que su padre “esté en la cárcel”, por su papel en la tutela y dijo que quería demandar a su familia por apoyarlo.
La estrella del pop comenzó su testimonio rechanzando que una parte de su caso se escuchara en privado, pues quería hablar después de años de silencio.
“La última vez que hablé con usted (el juez)… me hizo sentir como si estuviera muerta. Se lo vuelvo a decir porque no estoy mintiendo…
“Así que tal vez pueda entender la profundidad y el grado de los daños … Merezco cambios”.
Contó que tanto en su gira de 2018 como en su residencia en Las Vegas, trabajó por miedo, en contra de su voluntad, incluso con amenazas de que si no cumplía la demandarían.
Además, no ha podido cumplir su sueño de casarse ni tener hijos con su novio Sam Asghari, porque la obligaron a usar un anticonceptivo.
“En California, lo único similar a esto se llama tráfico sexual, hacer que cualquiera trabaje en contra de su voluntad, quitándole todas sus posesiones tarjeta de crédito, efectivo, teléfono, pasaporte”.
Britney Spears también dijo por qué nunca antes había dejado que se supiera públicamente lo que realmente se sentía acerca de la tutela.
“Honestamente, no creo que nadie me creyera. Pensé que la gente se burlaría de mí. Solo quiero recuperar mi vida. Es suficiente. Además, no sabía que se podía solicitar la terminación de la tutela”.
Luego del testimonio de la cantante, se leyó en el tribunal una declaración de Jamie Spears.
El padre dijo que “lamenta ver a su hija con tanto dolor” y agregó que “extraña mucho a su hija”.
La estrella del pop, de 39 años, habló directamente con la jueza superior Brenda Penny sobre vivir bajo las restricciones que han impuesto estrictos controles sobre sus finanzas y asuntos desde 2008.
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