• Banamex y México Evalúa advierten que la legitimidad no se sostiene solo con popularidad, sino con resultados medibles
Ernesto Madrid
La presidenta Claudia Sheinbaum llega a su séptimo mes de gobierno con una cifra que cualquier mandatario envidiaría: 75% de aprobación, según el promedio de las encuestas más serias. La narrativa de continuidad ha funcionado. Los programas sociales iniciados por López Obrador no solo se han mantenido, sino que han reforzado la percepción de que “la 4T sigue viva”. Pero, como bien advierten voces expertas, la popularidad no lo es todo. Mucho menos en un país como México, donde las heridas estructurales no se curan con aplausos.
El análisis de Banamex y México Evalúa coincide en un punto crucial: la legitimidad democrática no puede descansar solo en los números de las encuestas. Sin resultados, la popularidad es volátil.
La estabilidad política necesita más que transferencias: exige eficacia institucional, seguridad sostenida y un sistema de justicia que funcione.
Tomemos el caso de la seguridad. El gobierno presume que los homicidios dolosos están en su nivel más bajo en ocho años. En efecto, hay una caída anualizada del 21.9% respecto al arranque del sexenio anterior. Pero aun con esa disminución, México sigue siendo uno de los países más violentos del mundo. Con un promedio de 79 asesinatos diarios, el país se mantiene en emergencia crónica.
Además, la estrategia territorial ha sido desequilibrada. La focalización de operativos en estados como Sinaloa ha tenido un efecto colateral: el repunte de delitos como la extorsión en la Ciudad de México. El uso persistente de las Fuerzas Armadas comienza a desgastarse como modelo de contención, incluso si ha mostrado efectos momentáneos en estados como Chiapas. La militarización no puede ser eterna ni sustituir a las instituciones civiles.

Popularidad no es destino
En el ámbito de justicia, el panorama tampoco es alentador. La reciente reforma judicial dejó fuera el mayor cuello de botella del sistema penal: las fiscalías. Con más de 2.1 millones de carpetas pendientes y personal insuficiente, la impunidad continúa siendo la regla, no la excepción. Sin una reforma a fondo, el aparato de justicia seguirá siendo un cascarón sin dientes.
Y mientras el mundo avanza en la transición verde, en México se siguen acumulando los pendientes ambientales. Como bien ha documentado México Evalúa, casos como el de Salamanca reflejan el fracaso en la coordinación interinstitucional y en la falta de incentivos claros para avanzar en política climática. La acción climática no puede quedarse en discursos bien intencionados.
¿Y la legitimidad? Aquí vale una advertencia: el aplauso sostenido solo sobrevive cuando hay resultados concretos. Sheinbaum tiene, por ahora, un bono político que López Obrador no logró conservar a estas alturas de su sexenio. Pero ese bono no es eterno. Si no se rediseñan estrategias fallidas y no se gobierna con base en evidencia, la popularidad de hoy puede volverse la frustración de mañana.
Porque al final, como en toda democracia madura, gobernar no es solo agradar: es resolver.
@JErnestoMadrid
jeemadrid@gmail.com