• Ganso no oculta su intención por acabar con instituciones y proclamarse mesías
Miguel A. Rocha Valencia
Ya lo dijo. Más allá del resultado de la consulta de Revocación de Mandato, el profeta de la 4T intentará no sólo imponer su reforma eléctrica, sino acabar con el árbitro electoral y al mismo tiempo implantar la proclama popular como medio de mantenerse en el poder “hasta que el cuerpo aguante”.
Por ello, ante la carencia de logros que le aseguren un resultado vinculatorio de la tal consulta, que por Ley no aplicaría para el ganso pues fue elegido para seis años, buscará por la vía de la reforma Constitucional alzarse con un recurso que le facilite prorrogar su mandato porque el pueblo se lo pide en la plaza pública.
Para eso, requerirá necesariamente de organismos electorales a modo pues ya vimos que el INE que encabeza Lorenzo Córdova y el TEPJF se resisten a doblegarse ante el caudillo de Tepetitán. Por eso enviará la reforma que anunció en la mañanera “para que el pueblo elija entre candidatos” que desde luego el mismo mesías propondrá.
También por eso, intenta comprar su permanencia mediante el reparto directo de dinero entre ancianos, ninis y ahora a papás de los niños que dejó sin escuela de tiempo completo. Es decir, el profeta de la 4T primero empobrece a la población, la deja sin servicios médicos, sin medicinas, sin escuelas y sin trabajo para luego aparecerse como redentor regalando efectivo a manos llenas a costa del déficit presupuestal, la falta de obra pública y la atención de esos servicios por las rutas institucionales.
El tema es que esa estrategia sí le funciona pues el pueblo bueno y agradecido, con ese dinero resuelve sus necesidades inmediatas, aunque al final, pague las consecuencias con un deterioro real a su salud, su desarrollo, libertad, seguridad, ingresos por su trabajo, nutrición y educación de sus hijos, entre otros males.
Y es que de esa forma, al desviar dinero público no sólo para sus tres proyectos de obras sexenales, sino también para incrementar el padrón de beneficiarios de los programas clientelares, le pega a las finanzas, a los ingresos y a la imposibilidad de invertir en desarrollo además de generar una burocracia con altos índices de corrupción que regala dinero, pero con “pellizcos” multimillonarios pues incorpora a personas inexistentes, difuntos o que no cobran como está comprobado en “sembrando vida” y en la entrega de pensiones.
Porque miles de “beneficiarios” no alcanzan a ver que, por repartir dinero a fondo perdido, la deuda crece o se escamotean recursos a otros rubros. Como el caso del subsidio a las gasolinas, que desde el punto de vista del machuchón, beneficia más a los ricos por tener autos y que representarán más de 250 mil millones de pesos no presupuestados y que deberán salir de “algún lado”, especialmente ahora que la recaudación fiscal está mermada por los IEPS y el menor número de causantes.
Aunque no se ven las consecuencias inmediatas, si se sentirán a mediano plazo cuando los empleos formales disminuyan, sean menor pagados y crezca la informalidad. En lo macro, se reducirán las posibilidades de desarrollo y crecimiento incluyendo las clases medias. Un fenómeno que prueba esa ecuación es el aumento en la migración tanto por inseguridad como falta de oportunidades de bien vivir.
Será peor si se cumple el plan del pejelagarto de cancelar más inversiones nacionales y extranjeras por medio de una Ley de Energía Eléctrica para sustituir el rechazo cantado de la reforma constitucional que apura en el Congreso federal y donde sus lacayos auguran que “no pasará” pues la resistencia de la oposición es manifiesta.
Si lo logra en ambos casos, ya ni qué decir. Se institucionalizará el régimen autoritario que ya vivimos, donde la Ley se impone desde Palacio Nacional con el sometimiento del Legislativo y Judicial.
Las consecuencias serán de aislacionismo, pobreza, persecución, pérdida de libertades y aquello que hoy se regala para comprar votos y conciencias, empezará a escasear lo mismo que los bienes duraderos. El bienestar se irá para abajo en la medida que las inversiones se vayan y el tirano deje de invertir en desarrollo.
Se lee catastrófico, pero será peor, sobre todo por la corrupción que incluso se hace manifiesta en las fuerzas armadas, las complicidades con el crimen organizado metido y solapado en la narcopolítica, con voz y voto en las decisiones de política pública.
Ni hablar del Banco de México. El acabose pues al saberse que la mano del profeta cuatrotero ya está ahí, el crédito se caerá, los capitales de nacionales en el extranjero superarán los 130 mil millones de dólares y sin duda los acreedores tocarán a la puerta para cobrarse de las reservas financieras. El tema en verdad es de miedo. Las libertades, serán acotadas.
No a la Revocación de Mandato