Nos esperan días más oscuros. Ganso frustrado, vengativo y resentido hará más daño
Miguel A. Rocha Valencia
Con el despido a Olga Sánchez como secretaria florero de Gobernación, no se perdió nada y con la llegada de Adán Augusto López Hernández, no se ganará tampoco. El poder total es del Ganso de Macuspana. Los miembros del gabinete, sólo son comparsas de palo, no hacen ni toman decisiones. Son lo que son, encargados de despacho. O sea, cobran por sentarse en una silla.
Lo dice el machuchón de Palacio Nacional todos los días, incluso en el manejo del dinero. Nada se mueve sin su aprobación; así nadie se equivoca ni siquiera en el precario, tardío y avaro auxilio a los mexicanos en desgracia por desastres naturales. “Ya no es como antes”.
Y se enoja porque le reclaman sus alumnos, a quienes enseñó la protesta, el bloqueo, la toma de instalaciones como armas de “lucha” chantaje y presión a las autoridades, les reprocha y regaña por usarlas contra él y sus sabias decisiones.
Así llegamos al tercer informe que en el fondo está vacío; lo poco que podría decirse, se comenta por las mañanas, todos los días. Será una nueva batería contra los adversarios, quienes disienten, los enemigos neoliberales de la cuarta que no entienden el proyecto, pero sí critican que, por su causa, el país esté a pique en materia de seguridad, educación, salud, economía, obra pública, cultura y, sobre todo, en confianza nacional e internacional.
Justo en el acumulado mayor de asesinatos y un exceso de 500 mil muertes por enfermedad según el Inegi, el Mesías de la 4T alzará la mano triunfalista, sacará a luz su “gran obra” en favor de los pobres con la entrega de miles de millones de pesos en programas clientelares mientras el número de miserables se acrecienta en todo el país y alcanza más de 57 millones, incluyendo aquéllos que, con empleo, no alcanzan la canasta básica.
Aumentan muertos por falta de atención médica, asesinatos y el de pobres, con lo cual queda en evidencia el fracaso en materias de salud, seguridad y economía. Se nos “informará” acerca de grandes obras que son sinónimo de atraso a los setentas o fracasos de la modernidad y corrupción donde los oscuros intereses de las tribus morenas y militarismo se asoman con toda la opacidad de un régimen absolutista, unipersonal donde el término democracia es una interpretación del caudillo.
En todo caso con el uso faccioso y personalísimo del dinero público, se realizan “obras”, las mismas anunciadas hace tres años y todos los días, pero inacabadas, que son resumideros de recursos lo mismo que los programas clientelares, pero que en nada contribuyen a atenuar el daño financiero de 2.3 billones de pesos del PIB, que el país dejó de producir ante la estampida de los capitales tanto fijos como especulativos y que a la fecha suman más de 35 mil millones de dólares, sin contar los 21 mil millones que los “mexicanos” colocaron en inversiones del exterior.
Y todo, en medio de un clima de confrontación y desconfianza. Enfrentamiento entre falanges del mismo movimiento que encumbró al Ganso y hoy le reclaman airados el abandono, el incumplimiento de sus promesas de campaña y la desconfianza de aquéllos que creían en la estabilidad de un país que llegó a estar catalogado con todo y los “corruptos neoliberales” como la treceava economía del mundo.
Lo mismo del triángulo del norte que de Asia-Pacífico y Europa, miden sus pasos, no se arriesgan con todo y el apapacho o las asignaciones directas de la Cuarta. Saben que lo veleidoso del mesías de Macuspana les puede cambiar el panorama. Algunos prefieren cancelar proyectos iniciados; otros esperan una mayor estabilidad institucional. No les basta con las promesas, ni siquiera a los consentidos.
En México no hay seguridad física, sanitaria ni política. El crimen avanza impunemente, se apodera de pueblos enteros, somete a sus habitantes bajo el terror, ante el abandono de gobiernos; desaparecen 18 millones de vacunas y el machuchón ni se inmuta, pero ordena el regreso a clases en el mayor pico de la pandemia en un clima donde nadie sabe qué va a pasar. La decisión de hoy puede ser diferente mañana. Todo depende de lo que diga el oráculo de Palacio Nacional al que se somete el Legislativo y le entrega todo el dinero del pueblo y con él, el futuro del país.
Es un mesías, un salvador al que no se le puede decir nada, que se deshace de sus mejores piezas o éstas huyen en vergüenza para no ser cómplices de la debacle que aún tendrá tres años para profundizarse.
Este será un informe de puras mentiras, demagogia vil, de compra de votos, de reiteradas acusaciones a los de enfrente en vez de asumir responsabilidades y decir “me equivoqué”, vocablo que no conoce quien hoy tiene en sus manos el destino de todo un país.