No saben cómo ocultar mentiras y errores que causan miseria, carencias de gas y medicinas
Por: Miguel A. Rocha Valencia
*Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de MegaUrbe.
Ciudad de México.- Nadie pone en duda que muchos de quienes tuvieron el poder son corruptos, pero los de hoy, lo son, sólo que más corrientes, mentirosos y para colmo, ignorantes e incompetentes para autogenerarse el botín y poder robárselo.
A los de hoy se les acaban los argumentos para ocultar su ineficacia, profieren mentiras que intentan ocultar en la opacidad, pero se vuelven tan evidentes que después deben decir otra o encontrar enemigos en el pasado para cubrir perversamente sus intenciones de llevar al país a la ruina, eso les conviene para hacernos adictos a la dádiva del gobierno que será la panacea, según ellos, de todos los males.
Si no fuera ese el plan, de empobrecernos y sumirnos en la dependencia, entonces tendría qué aceptar su poca estatura, su miseria intelectual e incapacidad para gobernar.
Los ejemplos claros es que festinen como anillo al dedo, la desgracia, la muerte de casi 200 mil de mexicanos por Covid-19, 75 mil asesinados, el creciente número de feminicidios, el empobrecimiento de millones y el desempleo de cientos de miles.
No ocultarían con mentiras la carencia de unas vacunas que no contrataron a tiempo, la inexistencia de medicamentos y su encarecimiento para atender otras enfermedades como el cáncer ni se escudarían en el mal reparto de inmunizaciones cuando aquí dijeron que el SARS-CoV-2 era una “gripita” y que era más urgente atender tuberculosis que mataba tres mil personas al año.
Tampoco ocultarían que, por malas decisiones, acusaciones sin fundamento y cálculos ignorantes, hoy el país carece de muchas cosas, incluyendo la confianza internacional que propició la caída de inversiones en más de 16 por ciento, la cancelación de proyectos por cerca de 35 mil millones, el retroceso en el PIB a niveles de desastre y la agonía de miles de empresas por falta de apoyos económicos o escape de capitales.

Menos se escudaría en supuestos enemigos para justificar los apagones, la escasez de combustibles, de gas natural que según decía en agosto pasado el Ganso de Macuspana, sobraba y debíamos exportarlo a Asia.
Tampoco nos mentiría con los altísimos precios grabados por la corrupción de otros años cuando México pagaba coberturas para asegurar compras de gas natural a precios competitivos, no más de cinco dólares la medida. No se pagó esa cobertura como estuvieron a punto de hacerlo con el petróleo y hoy se pagan las consecuencias.
En lo de las vacunas, no vemos los contratos. Trascendió que México no estaba en la lista de compradores, como con la desestimación de la pandemia y la nula compra de pruebas, llegamos tarde y hoy se pretende acusar ante la ONU de una inequidad de quienes las venden, con ello que nos vemos como unos auténticos miserables pedigüeños. Lo que llegó como parte del plan de vacunación, fueron más de un millón de dosis, en dos lotes, de regalo, con eso declararon “misión cumplida” y celebraron un triunfo ante 35 mil dosis.
Por eso Marcelo Ebrard cambió el severo discurso que dijeron diría ante el Consejo de Seguridad de la ONU donde afirmó que el mecanismo COVAX era para una distribución equitativa inclusiva de países pobres.
Pero el secretario intentó olvidar que, hasta antes de Morena, México era la 12 o treceava potencia económica mundial. Hoy retrocedió a la décimo quinta posición, pero el problema no es el país, sino su gobierno que pretende ahorrar a costa de la vida y salud de los mexicanos.
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Acusó de acaparamiento a países que, con igual o menor volumen de economía, decidieron gastar, invertir en la inmunización previendo la gravedad de la pandemia y sus impactos en los procesos financieros. Los de la Cuarta los desestimaron, por eso tampoco apoyaron a los empresarios hoy en quiebra.
Mentiras, elusión de responsabilidades, enemigos ficticios, perversidad, inoperancia o incapacidad, todos son recursos propios de la 4T para justificar la destrucción de un país al que los corruptos dejaron con crecimiento “pírrico” promedio de dos por ciento que se esfumó al asumir el Mesías Tropical el poder y que hoy, “ayudado” por la pandemia que le cayó según él, como anillo al dedo, retrocedió y costará a los mexicanos la ausencia de casi 2.7 billones de pesos que significan entre el nueve y 9.5 por ciento del PIB, con todo lo que ello implica en pobreza, empleo y dolor.