La sumisión del Ganso de Macuspana a Trump se evidenció en frontera
Miguel A. Rocha Valencia
Nuevos escándalos le urgen al profeta de la 4T para acallar no sólo el fracaso –para los mexicanos- de la actual administración, sostenerse en el poder omnímodo y corrupto en que se montó y al mismo tiempo, consolidar su régimen más allá del plazo constitucional.
Para ello no se va a detener, a los escándalos de sus fieles, hermanos, nueras, hijos y cuñadas, buscará salpicar de lodo a los que ya se fueron. Al contrario de sus antecesores, el patriarca de Macuspana sacará todo lo que esté en los archivos para golpear a personas de ayer y de hoy, aunque con ello, destape estercoleros de donde saldrán salpicados él y muchos de sus seguidores.
Por eso, aunque sea violatorio de la ley, revele con cinismo que tiene una estructura electoral que cobra en nómina de “su” gobierno, seguirá salpicando suciedad, en una de las guerras más disparejas y ruines de que se tenga memoria. Esa es su forma de tapar sus mentiras, corruptelas, excesos y miserias.
No le importará violar la ley electoral para utilizar perversamente una vacuna para salvar a miles de mexicanos de una pandemia mal gestionada donde la incapacidad, avaricia y corrupción, cobraron ya, la vida de más de 140 mil, que se redondea en 200 mil con los 60 mil asesinatos que van en la actual administración.
Sin recato alguno saca a los Siervos de la Nación para repartir dinero de programas sociales que no se auditan y que para este año podrían llegar a 700 mil millones de pesos. También los usa para censar a quienes sean vacunados. Ellos serán quienes hagan las listas de un beneficio que el gobierno debe dar y no debió politizarse para convertirse perversamente en una moneda de cambio electoral.
Pero no es suficiente el escándalo ni el reparto de miles de millones a fondo perdido para intentar comprar conciencias luego del pobre y vergonzante desempeño del Ganso tabasqueño sobre todo con el silencio sumiso y cómplice que guardó luego de que el aún presidente de Estados Unidos lo calificara de “gran caballero” al prestarse a utilizar a la Guardia Nacional para perseguir, detener y deportar a miles de migrantes que intentaron llegar a la frontera norte.
No le bastará porque el tamaño del desastre en que está convertido el país en materia de seguridad, salud y economía es tan grande que tardaríamos hoy, muchos años para recuperar nos niveles de cuando gobernaba la mafia del poder.
Aún peor, con el tiempo que le falta al gobiernito de la Cuarta, tendrá oportunidad de hacer mucho más daño y provocar que la recuperación tarde más de un lustro, y eso con una administración extremadamente brillante y honrada para sacarnos del hoyo que dejará el caudillo tabasqueño.
Lo único interesante en el fondo es que ni el mesías tropical y seguidores estarán eternamente en el poder, el cual algún día, y de alguna forma tendrán que dejar y entonces toda la estructura que alimentaron para tomar venganza de sus antecesores podrá revertírseles.
Entonces deberán pagar por lo que hacen todos los días, especialmente a base de mentiras y venganzas, pero que no dejan nada al país. Si los que se fueron eran corruptos, ya lo sabemos, que los castiguen, pero no se vale que a dos años de asumir el poder todavía sigan buscando culpables de lo que no hacen ya sea por incapacidad o por un deseo insano de destruir todo lo que les dejaron, incluyendo instituciones democráticas que les permitieron llegar al poder de una manera legítima.
Algunos seguramente lo intuyen por eso quieren enriquecerse cuanto antes o acceder a puestos públicos que trasciendan la administración pejista.
Hoy se han convertido en todo lo que condenaron: la corrupción es clara porque incluso eso es la incapacidad para ejercer un cargo, desviar presupuesto, concentrarlo ilegítimamente, ocultar información pública, cambiarlo por la mentira que a ellos conviene y atacar instituciones y organismos construidos precisamente para evitar abusos de poder, como lo hicieron “los otros”.
Por eso insistimos en que estos de la Cuarta ciertamente no son como aquellos, resultaron peores. Más corruptos, más opacos, más autoritarios, pero sobre todo más incapaces.