*A cincuenta días de enfrentamientos entre los herederos del Cártel de Sinaloa, más de cien personas han perdido la vida; tan solo el pasado fin de semana se registraron 18 asesinatos en distintas zonas de la entidad.
*La inacción del gobierno de Rubén Rocha Moya ante la creciente violencia despierta sospechas de colusión con Los Chapitos, según fuentes extraoficiales; la Fiscalía General de la República mantiene un papel limitado, mientras la exfiscal enfrenta acusaciones tras el montaje del caso Cuén.
Culiacán, Sinaloa.-El estado de Sinaloa vive una de sus peores crisis de violencia en años. A solo 50 días del inicio de una guerra sin tregua entre las facciones encabezadas por los hijos de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapo” Guzmán, la situación es insostenible. Con más de 120 homicidios documentados hasta la fecha y una tendencia de asesinatos que se intensifica cada fin de semana, los habitantes de la entidad noroeste de México se encuentran atrapados entre la creciente ola de violencia y un gobierno local que parece incapaz —o reticente— a responder con efectividad.
Guerra sin Cuartel: Las Cifras que dejan los enfrentamientos
Los enfrentamientos entre “El Mayito Flaco” y Los Chapitos han provocado una brutal escalada de violencia en Sinaloa. Según informes locales y registros de seguridad pública, se han contabilizado más de 120 asesinatos desde el inicio de los enfrentamientos. Solo durante el último fin de semana, los reportes oficiales hablan de 18 homicidios distribuidos en zonas clave como Culiacán, Mazatlán y Los Mochis, convertidos ya en territorios de disputa entre ambos bandos.
Las cifras revelan una tendencia de violencia que no parece disminuir, pese a los operativos de las fuerzas estatales y federales. “Estamos atrapados, no hay un solo día que no escuches el sonido de las balas o te enteres de un nuevo asesinato”, comenta bajo anonimato un habitante de Culiacán, quien asegura que la situación ha llevado a muchos ciudadanos a vivir en una constante zozobra.
¿El gobernador Rocha Moya y su presunta vinculación con Los Chapitos?
Uno de los puntos que despierta mayor controversia en esta crisis es la postura del gobernador Rubén Rocha Moya, cuyo silencio y limitada acción contra los cárteles de la droga generan suspicacia entre los sinaloenses y los actores políticos de la región. Fuentes extraoficiales señalan que la cercanía del gobernador con la familia Guzmán podría estar influyendo en la falta de acciones contundentes contra los sicarios que mantienen aterrorizada a la población.
“Hay intereses que trascienden la esfera pública y enraizan al gobierno local con ciertas facciones del crimen organizado. No hay otra manera de explicar la omisión del gobernador”, comenta un analista de seguridad que prefirió no dar su nombre. Aunque no existen pruebas directas que vinculen a Rocha Moya con el grupo de Los Chapitos, el comportamiento errático y la inacción de su administración avivan las especulaciones. Se sabe que, en otras administraciones, las alianzas entre funcionarios y narcotraficantes han sido tema recurrente en Sinaloa, lo cual solo añade leña al fuego.
La exfiscal en el ojo del huracán
La situación de la exfiscal de Sinaloa, involucrada en el montaje del asesinato del exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Héctor Cuen, suma otro ángulo de complejidad a la crisis actual. Desde su destitución, la exfiscal enfrenta acusaciones de manipulación de evidencia y abuso de poder, además de ser investigada por el presunto encubrimiento de intereses criminales durante su mandato.
El caso Cuén, que inicialmente se presentó como un homicidio resuelto, ha sido puesto en duda debido a la falta de transparencia en la investigación y la posible alteración de pruebas. “La manipulación del caso Cuén es una vergüenza para el estado y ha dejado a la ciudadanía aún más desconfiada de las instituciones de justicia”, señala un miembro de la Fiscalía General de la República (FGR) que participa en la indagación. La FGR ha optado por abrir una nueva línea de investigación que podría revelar conexiones de la exfiscal con personajes del crimen organizado.
La Fiscalía General de la República: Un papel limitado en Sinaloa
A pesar de la intervención de la Fiscalía General de la República, las operaciones realizadas hasta ahora han sido limitadas y esporádicas. La FGR ha realizado un par de operativos en la región para intentar contener los enfrentamientos, pero hasta el momento, no ha logrado una captura significativa que disminuya la presencia de las facciones en disputa.
El fiscal general ha sido criticado por su pasividad en relación con la situación en Sinaloa, sobre todo cuando el estado parece ser el epicentro de una guerra que sigue extendiéndose hacia otras entidades del norte del país. “Necesitamos una intervención real, no solo acciones simbólicas. La gente de Sinaloa está atrapada en un infierno del que nadie parece querer sacarlos”, afirma, con un tono de desesperación, un funcionario de seguridad del estado que solicitó anonimato.
Claudia Sheinbaum y su distante postura en medio de la crisis
Claudia Sheinbaum, expresidenta y una figura clave en la política nacional, ha mantenido un perfil relativamente bajo respecto a la violencia en Sinaloa. En algunas declaraciones, Sheinbaum ha insistido en la necesidad de abordar la inseguridad desde una perspectiva social y económica, pero sus palabras no han sido suficientes para calmar los ánimos en un estado al que parece no ofrecer soluciones concretas.
“Las promesas de políticas sociales no resuelven la realidad a corto plazo. Sinaloa necesita una estrategia integral de seguridad, no solo mensajes en redes sociales y discursos vacíos”, comenta un representante de la sociedad civil que prefiere permanecer anónimo. Mientras tanto, la situación empeora y los ciudadanos de Sinaloa siguen esperando una respuesta efectiva del gobierno.
Conclusión
A cincuenta días de enfrentamientos entre las facciones de El Mayo y Los Chapitos, Sinaloa vive una tragedia cotidiana. La combinación de un gobierno local que parece estar inactivo —o incluso cómplice, según algunas fuentes—, un sistema de justicia en crisis, y una estrategia nacional que parece darle la espalda a la entidad, hace que el panorama no tenga una salida clara.
La presencia constante de la violencia y la impunidad ha sembrado en la sociedad un sentimiento de desconfianza profunda hacia las autoridades y una sensación de vulnerabilidad extrema. En palabras de un ciudadano que resumió el sentir general: “Sinaloa está solo, el gobierno ya no es el escudo que nos protege, sino el velo que cubre el poder de quienes nos están matando.”
La esperanza de paz en Sinaloa, parece, una vez más, lejana y frágil.