Ernesto Madrid
Por cuarto año consecutivo, México mantuvo una calificación de 31 puntos sobre 100 en el índice de Percepción de Corrupción (IPC), considerado el principal indicador mundial de medición de la corrupción en el sector público, en el que 0 representa la mayor corrupción y 100 la menor.
En el documento presentado por organización Transparencia Internacional, destaca que México se mantuvo por segundo año en el sitio 126 de 180 países evaluados, compartiendo la misma calificación que El Salvador, apenas por encima de Bolivia (29 puntos) y por debajo de Perú (33 puntos), según indicó el reporte.
“En países como Brasil, México y Honduras, la destitución y el nombramiento de jueces y fiscales sin mérito por otros poderes del Estado, a menudo mediante procesos opacos y, en algunos casos, ilegales, socava la independencia del Poder Judicial”, apuntó Luciana Torchiaro, consejera regional para las Américas.
En el contexto habrá que señalar que el portal de noticias Latinus ha revelado que los hijos del presidente López Obrador están en el ‘ojo del huracán’ señalados por estar involucrados en temas de corrupción y a través de conflicto de intereses con sus amigos cercanos e incluso tráfico de influencia en su círculo más íntimo que incluye el enlace de sus descendientes con empresarios en busca de licitaciones a Daniel Asaf, jefe de la Ayudantía presidencial.
Lo cierto es que llama la atención lo dicho este lunes en la mañanera, por López Obrador que repite que sus hijos no son corruptos ni deshonestos, aunque llamó la atención que sólo mencionó a dos, José Ramón y Gonzalo, excluyendo a Andrés, el más cercano a él, el más involucrado en temas políticos y electorales, el principal enlace con el Presidente, y sobre quien abundan historias de presuntos negocios al amparo del poder, que dijo Carlos Loret en Latinus, que es principal enlace con la corrupción que hay desde Palacio Nacional, no Daniel Asaf.
Por eso, llama la atención la información dada a conocer por Transparencia Internacional en la que destaca que, en la región, México está peor calificado que Uruguay (73), Chile (66) y Costa Rica (55), los únicos países latinoamericanos que aprueban y está, peor evaluado que Cuba y Trinidad y Tobago (42), Colombia (40), mientras que en la zona de los 30 puntos también están Argentina (37) y Brasil (36), así como República Dominicana y Panamá (35) y Ecuador (34).
Por eso no debe extrañar que López Obrador haya iniciado esta semana con un nuevo esfuerzo de control de daños ante revelaciones periodísticas y reiterar que sus hijos mayores no son corruptos, y que su jefe de ayudantes tampoco.
Sin duda, sus hijos son la parte más sensible y delgada de su piel, a la que reacciona fuertemente en público y en privado por lo que está obligado a hacerlo porque si la honestidad es lo que presume y la corrupción es lo que afirma combatir, que sus hijos y cercanos sean tachados de corruptos y deshonestos contradice su narrativa y lo hace ver como mentiroso e hipócrita y aún más, ahora que están por arrancar, las campañas presidenciales, dónde su candidata promete la continuidad.
En este marco, virtual candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez afirmó que el mejor negocio de este sexenio es ser amigo de los hijos del presidente López Obrador, tras solicitar al mandatario que dé a conocer los estados financieros de Amílcar Olán, quien, dijo, se ha beneficiado con miles de millones de pesos.