Ciudad de México.- En un acto que marca un antes y un después en la vida institucional del país, el Senado de la República fue testigo de la primera toma de protesta de ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación electos por voto universal, directo y secreto. La presidenta de la Mesa Directiva, Laura Itzel Castillo Juárez, encabezó la sesión solemne en la que Hugo Aguilar Ortiz, Lenia Batres Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa, Loretta Ortiz Ahlf, María Estela Ríos González, Giovanni Azael Figueroa Mejía, Irving Espinosa Betanzos, Arístides Rodrigo Guerrero García y Sara Irene Herrerías Guerra asumieron el cargo por un periodo de 12 años.
Con cinco millones 900 mil 789 votos, Hugo Aguilar Ortiz se convirtió en el ministro con mayor respaldo ciudadano, lo que lo posiciona como presidente de la SCJN a partir del 1 de septiembre de 2025, por un periodo de dos años. La ceremonia contó con la presencia de representantes del Ejecutivo, del Tribunal Electoral y de la Consejería Jurídica de la Presidencia, quienes atestiguaron el compromiso de los nuevos ministros de guardar y hacer guardar la Constitución, mirando siempre por el bien y la prosperidad de la Unión.
🔴 #EnVivo | Apertura de puertas de la #NuevaSCJN al pueblo de Méxicohttps://t.co/G6H3WaF9sE
— Suprema Corte (@SCJN) September 2, 2025
Este momento histórico es resultado de la reforma constitucional publicada el 15 de septiembre de 2024, que transformó el proceso de designación en el Poder Judicial, abriendo la puerta a elecciones ciudadanas para magistraturas y jueces. La sesión no estuvo exenta de posturas encontradas: mientras Morena celebró el fin de una era de privilegios y simulación, el PAN denunció irregularidades y falta de legitimidad en el proceso. Movimiento Ciudadano advirtió sobre el riesgo de captura política del Poder Judicial, y el PVEM llamó a los nuevos ministros a garantizar justicia para los grupos más vulnerables. El PT, por su parte, destacó la responsabilidad histórica que ahora recae sobre quienes fueron elegidos por millones de mexicanos.
La toma de protesta no solo engalanó el recinto legislativo, sino que también simbolizó el inicio de una nueva etapa en la impartición de justicia en México. Una etapa que, según sus defensores, representa el poder soberano del pueblo y la esperanza de una justicia sin corrupción, sin privilegios y sin impunidad. El reloj institucional ha girado, y el país observa con expectativa el desempeño de quienes hoy tienen en sus manos el equilibrio de la ley.