Por Erika Solorio
¿Cuántas veces hemos leído, escuchado o vivido la revictimización?
Desafortunadamente la falta de conocimiento podría provocar revictimizar a las víctimas, sin embargo, no nos exime el desconocimiento. Los derechos humanos no deben ser vulnerados.
La revictimización ocurre cuando las personas que han sido víctimas de un delito o de un trauma son expuestas a situaciones que les hacen revivir y recordar el sufrimiento, la vergüenza o el miedo asociados con la experiencia traumática original.
Las víctimas de violaciones de derechos humanos pueden sufrir revictimización a manos de diferentes actores, como las autoridades, los medios de comunicación o la sociedad en general.
La revictimización puede ocurrir de diversas maneras, como cuando las víctimas no son escuchadas o creídas, son culpabilizadas por lo que les ocurrió, son estigmatizadas o discriminadas, o son expuestas a situaciones que les recuerdan el trauma pasado. Estas experiencias pueden tener un impacto negativo en la salud mental y emocional de las víctimas, dificultando su proceso de recuperación y reparación.
Es totalmente irresponsable revictimizar a las víctimas. Es un asunto de concientización y empatía al actuar, al hablar y al escribir, responsablemente. Definitivamente, no podemos coadyuvar para incrementar el dolor de las víctimas.
Existe la Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder, aprobada en 1985, sí hace casi 40 años. Hoy tocó nuevamente desempolvar este documento de gran importancia y trascendencia, para que sea leído y estudiado. Destaca:
“Podrá considerarse víctima a una persona, con arreglo a la presente Declaración, independientemente de que se identifique, aprehenda, enjuicie o condene al perpetrador e independientemente de la relación familiar entre el perpetrador y la víctima. En la expresión víctima se incluye además, en su caso, a los familiares o personas a cargo que tengan relación inmediata con la víctima directa y a las personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización”, (ACNUDH 1996-2024).
Para poder avanzar en el trato justo para todas y todos como lo marca la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, es un compromiso de todos los días desde nuestras trincheras. No se necesita ser activista a favor de los derechos humanos para trabajar por el bien común.
Tenemos que colaborar para poder avanzar en el bienestar de todas las personas, como integrantes de las sociedades no podemos ser partícipes de la revictimización de las víctimas, es nuestra responsabilidad evitarlo. El desconocimiento no nos exime.