El deporte ha dejado de ser solo habilidad para volverse también una cuestión de popularidad y entretenimiento. Un claro ejemplo es el fenómeno del “boxeo de celebridades”
Por Diego Sánchez González
Las redes sociales han cambiado por completo la forma en que vivimos el deporte. Antes, los grandes atletas se volvían famosos por sus logros en la cancha, el ring o la pista, mientras los fanáticos los apoyaban desde lejos y solo unos pocos afortunados tenían la experiencia en vivo desde las butacas. Hoy, en el apogeo de redes sociales y la aparición masiva de influencers, la dinámica es otra: estrellas de YouTube, Instagram y TikTok no solo se han metido al mundo deportivo, sino que en algunos casos dominan la escena.
El deporte ha dejado de ser solo habilidad para volverse también una cuestión de popularidad y entretenimiento. Un claro ejemplo es el fenómeno del “boxeo de celebridades”, donde influencers como los hermanos Paul pelean con exatletas o leyendas del ring, generando millones en pay-per-view y llenando estadios. Próximamente, Jake Paul podría enfrentarse al legendario Mike Tyson, y los fanáticos están divididos: algunos quieren ver el espectáculo, mientras otros se preguntan si esto realmente debería considerarse deporte.
Para entender este fenómeno, hay que ver el papel clave de las redes sociales en la promoción de estos eventos. Influencers como los hermanos Paul no dependen de los medios tradicionales para hacer ruido; ellos mismos crean expectativas y rivalidades en sus plataformas. Sus seguidores se convierten en promotores activos, compartiendo contenido y generando conversación.
El caso de Jake Paul en el boxeo es solo uno de muchos que muestran cómo la fama digital puede convertir a una figura de redes en un “deportista” rentable y de alto perfil, algo impensable hace una década. Y no solo el boxeo; otros deportes han sentido un impacto similar. Fórmula 1, por ejemplo, ha visto un boom de popularidad en Estados Unidos y América Latina gracias a la serie de Netflix Drive to Survive, que da una mirada íntima a la vida y rivalidades de pilotos como Lewis Hamilton, Max Verstappen y el mexicano Checo Pérez.
En México y América Latina la popularidad de Checo y de la F1 explotó con esta serie, que logró conectar emocionalmente con nuevos fans que probablemente no se habrían interesado en F1 sin este contenido accesible y cercano. Aquí, las redes y las plataformas de streaming han transformado el deporte en una historia de drama, personalidad y suspenso, como si fuera una serie de televisión.
El fútbol también ha sabido aprovechar esta oportunidad. Jugadores como Cristiano Ronaldo, Messi y Neymar tienen decenas de millones de seguidores en Instagram, y sus publicaciones están entre las más vistas y comentadas de la red. Con las redes sociales, estos jugadores expanden su influencia mucho más allá del campo, compartiendo detalles de su vida y creando conexiones profundas con fans que los siguen no solo por sus habilidades, sino por lo que representan fuera de la cancha.
Esta conexión crea una lealtad valiosa que beneficia tanto a jugadores como a clubes, que aprovechan el alcance de sus estrellas para vender camisetas, suscripciones de streaming y productos oficiales.
Además de las redes y el streaming, el cine también ha jugado un rol importante en acercar a los fanáticos al deporte de una forma visualmente impactante. Películas como Rush, Ford vs Ferrari y Creed han capturado la intensidad y emoción del automovilismo y el boxeo.
Y para 2025, uno de los estrenos más esperados será la película de Fórmula 1 protagonizada por Brad Pitt, quien interpretará a un piloto veterano que regresa a la pista. Este filme no solo contará con Pitt, sino que se ha hecho en colaboración con el equipo de Mercedes-AMG Petronas y está dirigido por Joseph Kosinski (Top Gun: Maverick), con secuencias de carreras filmadas en los mismos Grandes Premios. La expectativa es altísima, y todo apunta a que atraerá tanto a los fanáticos de la F1 como al público en general.
Este nuevo mundo de influencers y redes sociales ha abierto la puerta a una competencia muy distinta a la de las ligas tradicionales. Este modelo de negocio genera ingresos rápidamente, ya que requiere menos infraestructura y los costos de organización suelen ser menores que en una liga tradicional, lo que permite a los promotores obtener un margen de ganancia mayor en comparación con eventos deportivos convencionales.
Sin embargo, esta tendencia no está exenta de polémica. Para los puristas de deportes como el boxeo, fútbol o la Fórmula 1, el auge de los “deportes de influencers” trae una gran pregunta: ¿está bajando el nivel de calidad y profesionalismo?
En el boxeo, preocupa que los peleadores se arriesguen en el ring sin la preparación de un atleta de alto rendimiento. Muchos sienten que estos combates minimizan el esfuerzo y disciplina que un deporte como el boxeo exige. Por otro lado, los defensores de estos eventos argumentan que aportan una energía renovada, abriendo espacio para audiencias jóvenes que buscan entretenimiento más dinámico y menos formal.
Con el éxito de los eventos impulsados por influencers, todo apunta a que esta tendencia continuará y que las redes sociales seguirán siendo clave para organizarlos, difundirlos y atraer patrocinadores.
Marcas como Nike y Adidas, que durante décadas han patrocinado atletas profesionales, ahora buscan influencers como embajadores, en una dinámica que recuerda a los patrocinios de figuras como Michael Jordan en los 90. Solo que hoy, el atractivo no depende tanto del talento o impacto en el deporte, sino de la conexión que ellos logran con su audiencia. El engagement que estas celebridades digitales generan en sus peleas, carreras o torneos de fútbol “amateur” es tan alto que las marcas ven una oportunidad de oro para llegar a millones de consumidores rápidamente.
En tenis, por ejemplo, figuras como Serena Williams y Roger Federer usan redes como Instagram y Twitter para conectar con sus fans dentro y fuera de la cancha. Los torneos también han adoptado las redes sociales para compartir contenido exclusivo, transmitir partidos en vivo y mantener el interés de los fans durante todo el año. El tenis ya no es solo un conjunto de torneos Grand Slam; es una narrativa en constante evolución que mantiene a los fanáticos involucrados activamente.
El poder de las redes sociales ha hecho que el deporte sea mucho más que habilidad física. Ahora conlleva una mezcla mayor de espectáculo, emoción y negocio. Los influencers en el deporte parecen haber llegado para generar un atractivo distinto, y aunque algunos insisten en que deberían separarse del deporte profesional, el público sigue mostrando un enorme interés en este nuevo formato. Lo que empezó como una moda es ahora una nueva era donde el profesionalismo, la fama y el entretenimiento se entrelazan.
¿Y tú? ¿Estás emocionado por esta pelea? ¿Quién crees que gane? ¡Comparte tu opinión sobre estas nuevas rivalidades entre celebridades de internet y exatletas!
Por: Diego ‘SAGO’
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