- Autoridades de seguridad y justicia atestiguaron pacto y excluyeron a las electorales
Por: Miguel A. Rocha Valencia
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El tal Acuerdo Nacional por la Democracia, pareció más amenaza que convocatoria a respetar los próximos comicios. Lo peor es que, el machuchón de Palacio Nacional utilizó a los gobernadores asistentes para engordarle el caldo y darle matices de una legalidad inexistente, porque cumplir y hacer cumplir la ley, es la principal responsabilidad de todos quienes asistieron, hasta los garbanceros presidenciales.
Ahí estuvieron como escoltas del Ganso de Macuspana, sus incondicionales de la Fiscalía General de Justicia a cargo de Alejandro Gertz Manero y desde luego, las secretarias de Seguridad Pública y Gobernación. Pero no estuvieron quienes serán árbitros y calificadores de la contienda electoral, los titulares del INE y del TEPJF con todo y lo cuestionado que se encuentre.
Tampoco estuvo el Fiscal para Delitos Electorales y el documento que presentó el Mesías tropical a firma no dio lugar a modificaciones o sugerencia, simplemente se citó a los gobernadores para que, en una reunión privada, lo firmaran sin decir nada. Debía darles vergüenza.
No sabemos si antes o después de la firma a uno o más de ellos se les llamó aparte para “negociar” como acostumbra la Cuarta, a partir de carpetas de investigación mediante las cuales se les coacciona para que aflojen y cooperen en lo que prácticamente se les ordena.
Ahora el documento, cuya legalidad podría darle la Ley del Ganso, podría usarse en su contra, ya que se les perseguirá, a los gobernadores, para que no desvíen dinero o recursos en favor de candidatos. El único autorizado para hacerlo, es el Caudillo de Tepetitán, a quien el cuestionado presiente del Tribunal Federal del Poder Judicial, ya lo dispensó para hacer lo que quiera y hasta le legitimó las mañaneras donde podrá acusar a sus “adversarios”, desprestigiar instituciones y condenar a quienes le caigan mal simplemente por disentir.
Tendrán los gobernadores sobre sí, la “Espada de Chipocles” y a cualquier movimiento raro, los van a crucificar. Por ello resulta inexplicable su asistencia a algo que, en estricto derecho, no tendría qué firmar, pues el respeto a la Ley, lo juramentan desde que asumen el cargo. Es más, cualquier ciudadano está obligado a cumplirla y si la viola, simplemente debe ir a la cárcel o recibir alguna sanción.
Es decir que la reunión en Palacio Nacional resulta ociosa, menos para el profeta de la 4T, quien, con ese acto, hizo saber, una vez más, quién manda en este país. Por eso los mandatarios estatales, especialmente los que no son abiertamente de Morena, deberían sentir algo de pena en vez de quejarse porque no les dejaron hablar, pero si firmaron igual que los otros, por “obediencia ciega”.
Ahora bien, el documento tendría qué obligar a todos por igual, sin excepciones, empezando por el Primer Mandatario, es que mayor obediencia debe a la Ley positiva y es quien mayor reparo pone para cumplirla.
Porque a no dudar, el Ganso de Macuspana, continuará con la entrega de miles de millones de pesos, hasta llegar, antes de las elecciones, a 360 mil a través de presuntos programas sociales con especial énfasis en jóvenes estudiantes y ninis, así como mayores de 68 años. Ya el año que entra incorporará a los que les había quitado a los de 65 años, con lo que el presupuesto para ese segmento aumentará en casi 320 mil millones de pesos con todo y el incremento en los montos.
También tendrá el máximo jerarca de la Cuarta las mañaneras para hacer propaganda, cantar los dineros repartidos y con lo cual intentará ocultar la tragedia que vivimos tanto por los muertos por Covid-19 y asesinatos, como la caída en los ingresos y aumento en los sin empleo que engrosan las filas de la informalidad y la delincuencia.
Total, un pacto que resulta ocioso, pero que mostró la autoridad del mero mero machuchón, así como su desprecio y descalificación a las autoridades electorales, con lo cual, ya se estaría violando dicho acuerdo, pues nos muestra que el profeta, no está dispuesto a hacerles caso e impondrá su ley.
