- Pese a evidencias, Ganso solapa la pudrición de familiares y miembros de la 4T
Por: Miguel A. Rocha Valencia
La máxima del Ganso y con la cual se trepó al poder es que “los de antes” eran corruptos y aunque nadie lo contradiga, en tres años de ejercer el poder lo ha probado, pero en cambio en su administración existen evidencias objetivas de actos ilícitos.
Incluso en seguridad, acusa a los que se fueron de tener complicidades con el crimen organizado, pero ellos no dejaron ir a criminales, no fraternizaron con sus familiares en público ni ordenaron a las fuerzas del orden no perseguirlos, como hoy.
Aun esperamos que se presenten las pruebas de la corrupción que dio pie a la cancelación del Aeropuerto Internacional de Texcoco, de la que justificó el cierre de las guarderías infantiles, los refugios para mujeres agredidas o la confiscación de recursos de los fideicomisos, especialmente los que tienen que ver con cultura y ciencia.
Igual, nadie de la 4T sacó pruebas de la corrupción que afirman, existía en la compra de medicamentos y por cuya cancelación de contratos, han muertos miles de personas, entre ellos niños con cáncer y personas con enfermedades crónico-degenerativas. Muchas de las víctimas incluso fallecieron por pobres, pues no pudieron pagar en el mercado encarecido los fármacos para tratamientos.
Ni siquiera los testigos “comprados” con chantajes resultan exitosos para el Ganso, ya que no salió todo lo que se esperaba de ellos; otros, encarcelados por no cooperar porque en el colmo de las contradicciones, no tienen pruebas de lo que se les acusa y menos para comprometer a otros “cómplices”.
En cambio, casi todos los días amanecemos con nuevas pruebas, evidencias documentales y visuales de la corrupción que priva en la actual administración y cómo el movimiento del Mesías de Macuspana, se sustentó en una serie de actos punibles por la Ley, no sólo la electoral sino la penal. Se da el caso que con todo cinismo se confiesa el ilícito, pero se presenta como una acción legítima de “la lucha” como el recibo de fajos de billetes o recaudaciones anónimas en cuentas bancarias.
Existen los videos de los hermanos recibiendo dádivas, las denuncias por malos manejos de cuñadas en el mismo Macuspana, los contratos entregados a la prima y, por si fuera poco, el enriquecimiento inexplicable de varios miembros distinguidos de la Cuarta Transformación que consiste, ahora se entiende, en el simple cambio de actores, pero con los mismos vicios, sólo que ahora practicados con cinismo.
Lo mismo sucede en seguridad donde a Genaro García Luna se le toma de ejemplo de la complicidad de otras administraciones con el crimen organizado, se festeja la caída de otros personajes vinculados, pero se olvida que él no presumió la liberación de delincuentes ni tampoco la cercanía pública con familiares de capos, como hoy.
Se habla de una guerra que causó muchos muertos, la mayoría de ellos sicarios, pero se soslaya que hoy, a pesar de que no se persigue a delincuentes ni se combate al crimen organizado bajo una política declarada de “abrazos no balazos”, el número de asesinatos se duplicó y donde cada vez son más civiles inocentes las víctimas.
Parece mentira, hoy más que nunca, gracias a la 4T llegan al poder personajes protegidos, seleccionados por el crimen para gobernar. Nunca como hoy se comprobó la injerencia de la delincuencia en los procesos electorales y, sin embargo, los aplaude y legitima el profeta, lo mismo en Sonora que en Sinaloa y Nayarit, incluso San Luis Potosí donde llega “El Pollo Verde”, Ricardo Gallardo, investigado por la UIF y la FGR. En cambio, a los de enfrente, la persecución, la acusación mediática y la descalificación del machuchón.
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Y esto último es lo peor de todo; las trapacerías de la actual administración pública, se traducen en empobrecimiento acelerado de la población, la satanización y persecución de quienes no comulgan con el caudillo de Tepetitán, incluyendo amplios sectores de la sociedad; el deterioro de las estructuras sociales, investigación, salud y muchos, muchos muertos inocentes derivados de la negligencia de políticas públicas destinadas al clientelismo, de la inacción cómplice con la delincuencia organizada y la ausencia de mecanismos de atención profesional a los grandes problemas del país, incluyendo la pandemia de SARS-CoV-2 y sus más de 350 mil fallecimientos.
Muertos que no votan, que no reclaman y empobrecimiento dependiente de programas con fundamento político-electoral que buscan la permanencia en el poder, no el servicio a un país que retrocede en todo.
Faltan tres años que saldrán muy caros a los mexicanos.
La ley no se consulta, se aplica.