AMLO y gobernadores “fumaron la pipa de la paz”.
Por Óscar Sánchez Márquez
Los estados de la República son el hilo más delgado de esta crisis económica y financiera acelerada por la pandemia de coronavirus. No existe sector económico o actividad financiera que siga firme después de cinco meses de una parálisis económica obligada por el aislamiento social.
Los gobernadores de los estados, antes todopoderosos hoy han tenido que doblegarse para pedirle apoyo a la Federación. No tenían de otra. En esta semana que concluye, ocurrió lo que en teoría debió haberse concretado desde el inicio de la actual administración, si hablamos de política responsable.
Me refiero al diálogo republicano y federalista entre el Gobierno de la 4T y los mandatarios estatales, una práctica en las democracias civilizadas y modernas que hacen posible coordinación, entendimiento, respeto y sobre todo fortalecimiento mutuo.
Es un secreto a voces que algunos gobernadores, sobre todo del norte del país, como Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en Tamaulipas; Jaime Rodríguez, “El Bronco”, en Nuevo León, o de corte panista como Francisco Domínguez, en Querétaro y Diego Sinhue, en Guanajuato, alentaban un bloque de choque en contra de la Federación, por el trato que recibían, mejor dicho, el mal trato de que eran objeto en cuanto atención a problemas federales en sus respectivos territorios y, lo más importante, por el cierre de la llave de los recursos federales.
Pero no eran los únicos, el flujo de recursos a los estados se paró de lleno, tanto por la crisis agravada este año, como por una mala planeación en el uso de recursos de los fondos de contingencia nacional
Así andaban las cosas hasta que el nivel de confrontación entre la 4T y los gobernadores comenzó a tomar tintes peligrosos que llevó a plantear, por ejemplo una rebelión de facto para instrumentar aperturas económicas de acuerdo a la necesidad de cada estado sin tomar en cuenta lo que dijera Hugo López-Gatell, el zar antipandemia; o amagos de proceder a la reactivación turística y económica de sectores claves a nivel local fuera de lo que se acordara desde Palacio Nacional.
También el nivel de tensión llegó al grado de exigir la renuncia de López-Gatell, acusado de ser el responsable indirecto de la quiebra económica de los estados; otra medida de presión fue la amenaza de romper todo diálogo con el gobierno por el hecho de que la crisis por la pandemia a nivel estatal se tratara desde una visión federal.
Sin embargo, la prudencia de un lado y del otro prevaleció, al menos por ahora, y esta semana ocurrió en San Luis Potosí el tan anhelado diálogo entre los señores gobernadores y el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Fumaron la pipa de la paz, aunque de cada lado se hicieron sus respectivas críticas por cómo han actuado en medio de la pandemia de salud que ha provocado la peor crisis económica en los últimos 80 años.
Si hacemos un breve repaso a la situación económica del país entenderemos cómo afecta esa situación a cada una de las entidades federativas y nos daremos cuenta que la olla exprés estuvo a punto de explotar.
De entrada, se estima que la caída del Producto Interno Bruto al cierre del año sea de al menos 10 por ciento, lo que significa casi dos millones de desempleados más a los que ya había, el cierre de miles de empresas y el incremento de la economía informal y la inseguridad pública.
Según datos de la Secretaría de Economía de enero a junio de este año México tuvo un flujo de 17 mil 969 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa, 0.7 por ciento menos que el mismo período de 2019 en el que se registró la entrada de 18 mil 102 mdd.
La calificadora estadounidense Standard & Poor’s Ratings estima que la industria automotriz mexicana ha dejado de vender este año 31.8 por ciento menos automóviles que en el mismo periodo de 2019, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Cifra historia de desplome de venta de autos.
Luego del abrazo de San Luis Potosí, bueno, mejor dicho, luego de la foto del recuerdo de San Luis Potosí, gobernadores y gobierno federal, acordaron entre otras cuestiones dos puntos fundamentales.
Evitar el retraso en las partidas económicas del gobierno federal a los Estados, avanzar las pláticas encaminadas a lograr un nuevo Acuerdo Fiscal que genere nuevas reglas de la captación de recursos y la redistribución de los mismos en cada entidad y apoyar el desarrollo económico de las estados con el impulso de obra pública, acceso a créditos y, si fuera necesario, facilitar créditos a los gobiernos de los Estados que más lo requieran.
El choque de trenes que se esperaba fue frenado por ahora desde el momento en que se acordó que fluya más dinero a los estados. De hecho, ya les comenzaron a enviar importantes cantidades de dinero, algo así como 13 mil millones de pesos que se suman a los 20 mil millones de pesos ya entregados desde julio.
Y las críticas a la 4T y los brotes de rebelión federalista, por ahora quedan en reserva. Como dicen en el pueblo “con dinero baila el perro” o, si queremos una expresión mas actual, “si el problema es de dinero, entonces no es problema”, y así los gobernadores siguen doblegados por el gobierno central.