Por Erika Solorio
Ningún gobierno asume su responsabilidad por la migración de millones de personas que salen de sus hogares en busca de encontrar una mejor calidad de vida. Las y los migrantes huyen de situaciones de violencia, pobreza y persecución en sus países de origen.
Las redadas es una clara violación a los derechos humanos. Las autoridades de Estados Unidos y de muchas naciones están violando los derechos de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos.
La falta de un enfoque humanitario en las políticas migratorias puede resultar en situaciones críticas para esta población. La necesidad tan apremiante de millones de personas de todo el mundo por mejorar la calidad de vida de sus familias, los ha orillado a migrar a otros países, en especial a Estados Unidos, potencia mundial.
Para muchos gobiernos las remesas de los migrantes se han convertido en “triunfos” compartidos entre autoridades y políticos. La desfachatez de algunas personas en el “poder” que anuncian con bombo y platillo el monto de las remesas, dinero de las personas migrantes, expulsadas de sus países a causa de diversas problemáticas, entre ellas, la violación a sus derechos humanos.
Criminalización de la Inmigración. La retórica política en torno a la inmigración ha contribuido a la percepción de los migrantes como una amenaza, lo que ha llevado a políticas más agresivas. La represión contra las y los migrantes latinoamericanos en Estados Unidos es un tema complejo y multifacético, que involucra aspectos legales, sociales, económicos y políticos.
A lo largo de la historia de Estados Unidos, han existido diferentes oleadas de inmigración. Sin embargo, desde finales del siglo XX y principios del XXI, ha aumentado la atención y la controversia en torno a los migrantes latinoamericanos. Las políticas migratorias han variado, con periodos de mayor apertura y otros de restricción.

Nadie debe violar nuestros derechos – Por el Bien Común – Opinión
Ser migrante es un derecho humano, pero las leyes migratorias en EE. UU. son rígidas y, en muchos casos, se aplican de manera estricta. Leyes como la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) establecen los procedimientos para la admisión y deportación de inmigrantes.
Las redadas masivas y operativos de deportación, llevados a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), han aumentado. Esto ha generado miedo y desconfianza en las comunidades latinas.
Los migrantes latinoamericanos han sido fundamental en la economía de EE. UU., ocupando trabajos en sectores clave como la agricultura, la construcción y los servicios. Sin embargo, enfrentan barreras en términos de acceso a servicios básicos, atención médica, y educación debido a su estatus migratorio.
La aparición de movimientos xenófobos y discursos de odio hacia los migrantes ha llevado a un incremento en la discriminación racial y a episodios de violencia contra estas comunidades.
Existen múltiples organizaciones comunitarias y de defensa que trabajan para proteger los derechos de los migrantes, proporcionando recursos legales y apoyo social.
La represión contra los migrantes latinoamericanos en Estados Unidos es un fenómeno con implicaciones profundas que afectan a las personas, familias y comunidades enteras. Se requiere de un enfoque integral que contemple tanto la seguridad nacional como los derechos humanos para abordar esta crisis de manera efectiva y justa. La situación sigue evolucionando, y el futuro de muchos migrantes en EE. UU. dependerá de las políticas que se implementen en los próximos años. Las represalias contra nuestros paisanos son constantes. Alto a la violencia.
Por Viviana Erika Solorio, activista de derechos humanos, asesora política, comunicóloga social. Mtra. Administración y Políticas Públicas con Enfoque en Gestión Política.
Fuente: Contraréplica