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México: La tormenta perfecta – Opinión

por Redacción
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Por Óscar Sánchez Márquez

A principios de este año decíamos en este mismo espacio que uno de los signos del naciente 2022 sería la incertidumbre en todos los ámbitos.

Aún no se tenía certeza de que la pandemia de Covid-19  llegara a su fin o que fuera controlada en lo general, ni mucho menos se tenía claro hacia dónde caminaba  la tensión Rusia-Ucrania.

 Estamos ya en el tercer mes del año y los malos augurios, lamentablemente, se confirman, pero con un componente más: la amenaza de una recesión mundial, que en el caso de México la tormenta puede convertirse en un maremoto.

En la víspera, las autoridades  financieras de Estados Unidos confirmaron lo que ya se temía: que la economía de la gran potencia económica baja sus expectativas de crecimiento y ya no seguiría en el nivel del 4 por ciento al cierre de este 2022, sino que ahora la rebajan a un 2.8 por ciento.

Esto es consecuencia directa de lo que pasa entre Rusia y Ucrania, pero también por una inflación mundial aún no controlada. De hecho, la OCDE  reveló  ayer que el conflicto bélico en curso provocará una inflación mundial de al menos 2.5 por ciento.

INFLACIÓN, PREOCUPACIÓN CENTRAL

La Guerra, la inflación y sus  efectos provocaría una gran recesión en Rusia y en segundo lugar en muchos países de Europa. Basta recordar que Rusia  abastece en gran medida de alimentos básicos y de energía a la zona euro. Por ello, se estima que el PIB de Europa se reducirá en un 1.4% por el conflicto armado.

De regreso a lo que sucede en Estados Unidos, las principales razones de este  ajuste en las expectativas de crecimiento, que sin duda marca una mala noticia para gran parte de las naciones del mundo, por la globalización de la economía, se deben a  la guerra Rusia-Ucrania y su principal efecto económico-comercial, que es el veto a la comercialización de granos básicos, petróleo y gas ruso.

Los preciso internacionales del petróleo han subido de manera significativa, aunque en los últimos días se han estabilizado temporalmente, sin que se descarte que haya alzas adicionales que generan mayor presión a la economía del mundo.

Se trata de un arma de doble filo. Los precios se encarecen, los países productores de petróleo recaudan más, pero el exceso de liquidez detona mayor inflación, el impuesto que más pega a toda economía, por la carestía que genera.

Se trata de una tormenta perfecta.

 Veamos.

La escasez de alimentos, petróleo y gas ruso presiona a los gobiernos y las  empresas, que tienen que comprarlo más caro en los mercados secundarios, lo cual impacta directamente en la  inflación económica mundial.

 Pero no solo eso, el alza de precios provoca que muchas empresas bajen sus expectativas de producción y de ventas de productos de importación principalmente, situación que genera un estancamiento de la economía al ver menos posibilidades de ventas.

La compra de casas, autos, préstamos personales, créditos para la  apertura de negocios, el financiamiento a la educación, se encarecen. Y aún más por la decisión de la Reserva Federal de elevar las tasas de interés en un cuarto de punto, a .05 por ciento, lo que no hacía desde el 2018.

El gobierno de EU primero redujo las tasas de interés casi a nivel cero  para reactivar la economía después de la pandemia de Covid-19, pero ahora se ha visto obligado a subirlas para bajar inflación, que es su mayor preocupación.

Esto llevó ya a Estados Unidos a  anunciar al mundo que su economía no crecerá a niveles del 4 por ciento, como esperaba. De hecho, el crecimiento  positivo de ese nivel se daba después del desplome económico derivado de la pandemia. Es decir, apenas salía de un  fuerte descalabro y ahora regresa a una situación igualmente crítica.

LA TORMENTA PERFECTA

Si eso pasa en Estados Unidos, imaginemos cómo se pondrá la situación en México, en donde se conjugan los siguientes factores: inflación anualizada superior al 7 por ciento; tensión fiscal por el subsidio a las gasolinas derivado de las alzas de los precios internacionales del petróleo por la guerra Rusia-Ucrania.

Hay que recordar que  México compra más del 70 por ciento de la gasolina que se  consume a nivel nacional y se la adquiere precisamente a Estados Unidos.

Si el precio del barril de crudo mexicano de exportación se estableciera en 100 dólares, México recibiría ingresos extraordinarios del orden de los 611  mil 464.5 millones de pesos, equivalente al 2.5 del Producto Interno bruto nacional, señala un análisis de BBVA.

Parece una buena noticia, pero no lo es del todo, ya que México también tendrá que destinar alrededor de 448 mil 136 millones de pesos, equivalente al 1.5 por ciento del PIB nacional, para subsidiar el precio de la gasolina, porque el gobierno de la 4T no quiere que el precio al consumir suba prefiere subsidiar el precio real.

El reciente incremento de las tasas de interés en Estados Unidos, adoptado por la Reserva Federal, hará que en México también se acelere el alza de las tasas de interés, principalmente para evitar salida de capitales y controlar el alza de precios para bajar la presión inflacionaria, pero al misimo tiempo ello provocará un nuevo estancamiento económico.

Ya se habla de que México está en una fase de estanflación, es decir la combinación de una fuerte inflación, pero al mismo tiempo un estancamiento económico y desempleo. Otros sectores anticipan un nuevo periodo de recesión económica, es decir  decrecimiento de la economía.

¿Y EL GOBIERNO?

Lo que viene para los próximos meses es la “tormenta perfecta” porque combina consecuencias de la guerra Rusia-Ucrania, coletazos de la pandemia de Covid-19, caída de la economía de nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, lo que a nivel país significará menos exportaciones, caída de producción y ventas, reducción e incluso freno de la producción, reducción de fuentes de empleo y mayor precarización de la contratación laboral.

De todo este escenario algunas variantes  entran en el ámbito de gobierno, como sería el diseño e implementación de un plan económico que reduzca los efectos de este entorno, efectivamente derivado de factores externos principalmente, pero de gran impacto interno.

Se ve lejana esa posibilidad porque el Gobierno de la 4T sólo está interesado en la consulta de Revocación de Mandato y en la construcción de la plataforma política social de cara a la sucesión del 2024.

 

 

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