Ernesto Madrid
Al analizar los datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) del INEGI, que festejo el presidente Andrés Manuel López Obrador al señalar que su modelo de economía moral ha logrado reducir la pobreza en el país, la realidad es que no hay nada espectacular porque no hay en el fondo, un cambio cualitativo.
Por ejemplo, el incremento real de las transferencias gubernamentales por lo programas sociales para los distintos grupos de ingresos de la población en 2020, se puede apreciar un cambio significativo en los incrementos observados solo que en la parte baja de la distribución se observan caídas muy importantes; en el caso específico del cincuentil 1 (2% de la población más pobre del país) la caída es de cerca del 50%.
Dicho de otra forma, en 2022 persiste la tendencia observada en 2020 de la política social, la cual muestra un incremento en mayor proporción en hogares de mayores ingresos y se mantiene prácticamente sin cambios en los hogares más vulnerables, en lo cual se puede señalar que los programas sociales si bien fueron relativamente positivos en lo general, la inversión que realizó el gobierno federal es excesivamente grande, lo cual no quiere decir que no sirvan, por supuesto las y los mexicanos están mejor que sin ellos solo que si los recursos estuvieran mejor asignados, sería mucho mejor.
Otro dato interesante que arroja la encuesta es que la brecha en el ingreso trimestral entre hombres y mujeres es de 34.8%, es decir, por cada 100 pesos que perciben los hombres, las mujeres ganaron 65 pesos, dicho más claro, sin bien los ingresos de las mujeres registraron una recuperación en 2022, la brecha en ingresos entre hombres y mujeres aumentó en comparación con su nivel de 2020, cuando se registro una brecha de 34.4%.
Aun así, López Obrador dijo estar muy contento “como pavo real, mucho, mucho” y justificó que no se haya difundido lo suficiente “por el sectarismo y la politiquería no se informa de estas cosas que son buenas para el pueblo”, ya que se limito solo a la parte general que señala que, en 2022, el promedio del ingreso corriente trimestral por hogar fue de 63,695 pesos, un aumento del 11% respecto a 2020.
En este señala que la principal fuente de ingreso fue el trabajo que para 2022 representó el 65.7 % y que el gasto corriente monetario promedio trimestral por hogar fue de 39,965 pesos en 2022, 17.2 %, más que en 2020 tomando en cuenta que en 2022, el principal rubro de gasto fue alimentos, bebidas y tabaco con 37.7 %, el de salud fue 3.4% pero en realidad el gasto de los hogares del decil I, como porcentaje de su ingreso trimestral corriente, en salud y alimentación es de 4.2% y 56%, respectivamente.
Los datos son claros, ya que el comparar los ingresos del primer decil y el décimo, se observa que, en 2022, los hogares con los mayores ingresos percibieron 15 veces más que los hogares con los menores ingresos y entonces la brecha solo disminuyó con relación a 2016, año en el que se reportó un ingreso 21 veces mayor, ahora bien si observamos el decil X (mayores ingresos) representa el 31.5% de los ingresos del país, mientras que los ingresos acumulados de la mitad de la población con menores ingresos solo representan el 22.6%.
Es decir, no vamos mal, pero tampoco mucho mejor, aunque el presidente diga que “hemos logrado reducir la pobreza en el tiempo que llevamos en el gobierno y eso no es poca cosa me llena de orgullo y satisfacción, que los así pobres están recibiendo más” y reitere que “estamos haciendo justicia porque la justicia es darle más al que tiene menos”, sin que esto sea aún, una realidad.