El sexto largometraje del director Julián Hernández, La diosa del asfalto, es una historia en la que el autor realiza una exploración del lenguaje cinematográfico.
Lo hace a través de una historia ubicada en un barrio de cualquier ciudad del país, donde los contrastes y diferencias marcan el destino de los personajes.
De esta manera, el realizador continúa con el tratamiento de temas innovadores, que le han dado una presencia contundente a las exhibiciones de sus trabajos.
Con esta producción busca atraer nuevas miradas y espectadores que se identifiquen con las formas que permitan una comunicación más directa.
Mantiene el rigor conceptual que es la marca Julián Hernández, pero trabaja con un guion que no es propio, pues la autora es Inés Morales.
Se basada en experiencias personales, crea un universo de personajes femeninos poderosos y comprometidos.
La perspectiva de género detona una identidad femenina inteligente, vigorosa, que da como resultado un universo de interpretaciones entrañables y necesarias.
Toma como punto de partida la historia de “Las castradoras de Santa Fe”, una de banda que operaban, en la década de los ochenta, al sur de la Ciudad de México.
Las integrantes eran jóvenes de entre 12 y 18 años que vestían chamarras de piel, jeans y botas de casquillo.
Aunque se ubica en los años ochenta y noventa, la historia es vigente y como tema de discusión tiene una dolorosa actualidad.
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