Ernesto Madrid
En la narrativa patriotera del presidente Andrés Manuel López Obrador destacó que el acuerdo de compra de 13 plantas de Iberdrola garantizará que no aumente el precio de la luz y que se fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con esta adquisición para ofrecer la energía eléctrica a precios justos.
De hecho, en su creencia habló de otra “nacionalización” al sector eléctrico a la que se suma la “nacionalización” al litio y la “renacionalización” al petróleo, en el entendido de su narrativa de que con la venta del 80% de la operación de Iberdrola en el país, les ganó la partida a los españoles, esa empresa que tanto fustigó porque argumentaba que ‘saqueaban’ al país.
Incluso López Obrador aclaró que los empleados de Iberdrola que laboren en las 13 plantas que serán adquiridas por el gobierno no perderán su trabajo ya que pertenecen al sindicato de electricistas y que contribuirán a que la CFE suministré el 55.5% de la energía eléctrica de México, cifra que espera pueda aumentar a 70% a finales de sexenio.
Es decir, mientras los países más fuertes en materia económica están mirando hacía las energías renovables, el presidente López Obrador está apuntando aún, a la soberanía del país y acaparar lo que llama bienes de la nación, para crear monopolios de gobierno que convenza a sus electores que es por el bien de México algo similar a las políticas del PRI, pero de la década de los 70’s.
La realidad es que la operación financiera a través de la cual van a pagar a Iberdrola unos 6 mil millones de dólares se llama, aquí y en España, endeudamiento que se hará mediante el Fondo Nacional de Infraestructura de México (Fonadin) y se concluirá en los próximos cinco meses. Para no sumar deuda pública al presupuesto, aseguró el presidente que el Fonadin, operado por Banobras –un banco de segundo piso del gobierno– puede salir al mercado para refinanciar esta transacción o ‘capricho’ del anuncio presidencial.
El presidente se va de vacaciones de Semana Santa con su ego satisfecho y con su narrativa convincente para sus intereses, deja a un secretario de Hacienda marginado pese a que había pedido “tener voz en todo lo que tiene impacto fiscal” relacionado con Pemex y la CFE, con la rara idea de que al fin Bartlett conseguirá que su CFE generé más del 50% de electricidad del país pero con una deuda de 120 mil millones de pesos o 6 mil millones de dólares que equivalen a una quinta parte del presupuesto de los programas sociales y casi el 100% de las pensiones para adultos mayores en 2023.
A ver qué pasa.