Por Karina Aguilar
Desde el pasado 31 de enero el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha vivido una de las crisis más fuertes para su imagen ante la publicación en ProPublica de una investigación hecha por la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos en su contra por, presuntamente, haber utilizado recursos del narcotráfico para financiar su campaña presidencial en 2006.
Aunque el primer mandatario ha tratado de minimizar el reportaje y ha descalificado a su autor, el periodista Tim Golden quien ha recibido dos veces el premio Pulitzer, el estrés está ocasionando estragos, tanto políticos como de salud.
Políticamente, el artículo ha dejado en duda no sólo el financiamiento a su campaña de 2006, también la forma en que ha vivido y el financiamiento a las subsecuentes campañas, incluso en la que ganó la presidencia de México.
Crisis en el paraíso de Palacio. La #PreguntaSinOfensa de @aguilarkarina. https://t.co/KYsKZecYL8 pic.twitter.com/AQ07RpUduy
— @diario24horas (@diario24horas) February 12, 2024
De ahí la duda de por qué mantiene una política de abrazos y no balazos en contra de la delincuencia a pesar de la violencia, las extorsiones, el robo a transporte de carga, y el baño de sangre registrado en diversas regiones del país.
Por lo que el tema ha sido aprovechado por la oposición para denunciar el posible vínculo del actual gobierno con grupos del crimen organizado.
Pero la revelación del financiamiento a su campaña no es el único tema que mantiene al primer mandatario en una crisis, también la reducción de la brecha en las encuestas entre su candidata Claudia Sheinbaum y la opositora Xóchitl Gálvez es un tema que le preocupa.