Por Oscar Sánchez Márquez
A casi seis años de iniciada su administración hay un evidente incumplimiento de varios de sus compromisos más importantes. La 4T barnizó con una narrativa pegajosa la transformación, pero el resultado es hueco
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido el de mayor presencia mediática, con el mayor número de giras por los estados de la República; el más visto y escuchado por la amplificación de las redes sociales y los medios electrónicos, el más analizado, dentro y fuera del país. Sin embargo, todos ello no se traduce, para su desgracia, en un desempeño excelente o de resultados positivos trascendentes, sino meramente efectistas.
El corte de caja no es positivo, en lo general: en lo social y económico, principalmente, deja muchos pendientes: inflación galopante, economía informal desbordada. Su legado es mediático; su transformación nacional se reduce a inmuebles e instalaciones inconclusas y de manejo opaco, realizadas a un sobre precio y con impacto nulo respecto al nuevo México que ofreció.
Altibajos, claroscuros, con más cuestionamientos que reconocimientos. Así se resumen seis años de la Cuarta Transformación, pero sería superficial y muy subjetivo quedarse con esas etiquetas, precisas pero insuficientes para mostrar realmente el impacto de la 4T en esta primera incursión.
Ya se da por descontado que un buen número de compromisos asumidos de cara a la nación hace ya casi seis años quedan como tal, en compromisos, porque su cumplimiento dista de la realidad y se esconde más en la narrativa del neopopulismo que busca arraigo global.
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El presidente @lopezobrador_ ha sido el de mayor presencia mediática, pero todos ello no se traduce, para su desgracia, en un desempeño excelente o de resultados positivos trascendentes, sino meramente efectistas.https://t.co/S2LTIkjGXX— MegaurbeMX (@MegaurbeMx) August 9, 2024
Nueva narrativa
A casi seis años de iniciada su administración hay un evidente incumplimiento de varios de sus compromisos más importantes. La 4T barnizó con una narrativa pegajosa la transformación, pero el resultado es hueco, en varios casos un espejismo.
En materia de combate a la corrupción –quizá el mayor estigma que le quedará – AMLO prometió erradicarla al asumir desde un principio que es uno de los males más arraigados y perversos en el país. Aquí, el cambio pareciera que solo fue la forma y los nombres de los saqueadores.
De acuerdo con datos de Transparencia Internacional, México sigue siendo uno de los países más corruptos del mundo. En el Índice de Percepción de la Corrupción 2022, México obtuvo una puntuación de 31 sobre 100, colocándose en la posición 124 de 180 países, una mejora mínima respecto a 2018, cuando obtuvo 28 puntos y se ubicó en el lugar 138.
Los dichos presidenciales contrastan con la percepción de corrupción, que no ha cambiado significativamente. Diversos escándalos han salpicado a su administración ante lo cual solo ha volteado la vista. El caso más reciente, de la fortuna inmobiliaria de los Bartlett, es un ejemplo de su desdén hacia la denuncia pública sobre corrupción.
Entre otros casos, se encuentran los de su hermano Pío López Obrador; Segalmex que superó a la “estafa maestra” de Peña Nieto; el indulto de facto a su amigo Ignacio Ovalle Fernández, a quien premió con otro cargo; el presunto tráfico de influencias de sus tres hijos y sus prestanombres; la ordeña de recursos mediante “becas” fantasma, la tolerancia oficial hacia el huachicol y el uso discrecional de información con fines de lucro personal, por citar solo algunos.
Opacidad, sigue la huella
Por lo que corresponde al rubro de rendición de cuentas, el presidente de la República ofreció encabezar un gobierno transparente y abierto. Sin embargo, la realidad ha sido diferente. Según el Índice de Transparencia del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la transparencia gubernamental ha mostrado retrocesos.
Por ejemplo: el manejo discrecional de la información de proyectos como El Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, compras consolidadas; opacidad en licitaciones con sospechosa presencia de los hijos del presidente; nepotismo e irregularidades en programas sociales. Manos libres, parece que fue la consigna del sexenio.
Otra propuesta que caló hondo en los mexicanos y que facilitó el voto a favor de López Obrador y la 4T fue la reducción del gasto público y atender más a la gente pobre. El resultado, seis años después, ha sido gastar menos en lo importante y derrochar más en lo que se sí se ve, aunque no funcione.
Millones de personas agradecen el apoyo económico que entrega el Gobierno a través de Programas sociales de Bienestar, pero en el fondo no reciben servicios de salud de calidad; no hay más empleo y la oferta educativa de calidad no existe.
Por ejemplo, la mega farmacia, un proyecto de gobierno que estaba enfocado a resolver el desabasto de medicinas y acabar con la corrupción y burocratismo, es un “elefante blanco” cuya construcción superó los 2 mil 700 millones de pesos, con un costo de operación anual de 304 millones 513 mil pesos. La realidad es que el derechohabiente en general sigue sufriendo por la falta de medicamentos. No hay farmacia del Primer Mundo, solo un elefante blanco, costoso e inservible para el tamaño de las necesidades.
Sigue el asesinato de comunicadores.
Reporteros Sin Fronteras ha señalado un aumento en las agresiones contra periodistas durante este mandato y reporta 46 asesinatos de comunicadores. Para no ir muy lejos el fin de semana fue asesinado el periodista Alejandro Martínez Noguez, quien se convirtió en la víctima mortal más reciente.
En el Índice de Libertad de Prensa 2023 México se ubicó en la posición 143 de 180 países, peor que en 2018, cuando estaba un rango menor. Además, la polarización política y los ataques directos de AMLO a instituciones como el Instituto Nacional Electoral (INE) han generado preocupación sobre la salud democrática del país.
Finalmente, y no menos importante, en lo que se refiere al combate a la pobreza y el crecimiento económico. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el número de personas en situación de pobreza aumentó de 51.9 millones en 2018 a 55.7 millones en 2022.
El INEGI reporta que, al cierre del 2023, cerca del 56% de la población ocupada en México trabaja en el sector informal. Esto implica una gran cantidad de personas trabajando sin acceso a prestaciones sociales y con ingresos generalmente más bajos y menos estables.
El crecimiento económico ha sido lento; el Producto Interno Bruto (PIB) creció apenas un 0.4% en 2022, según datos del Banco de México, lejos de las promesas de un crecimiento sostenido del 4% anual. La economía del país habría crecido a un ritmo de 1.1% durante el sexenio de López Obrador, considerando un repunte de 2.2% al cierre de este año.
Inseguridad. El gran fracaso
El más notable de los compromisos no cumplidos se refiere a la reducción de la inseguridad y de la presencia del crimen organizado en el país.
El Índice de Paz Global 2023, ubica a México en el lugar 137 de 163 países, situándose en la parte baja del ranking debido a altos niveles de violencia y crimen organizado. La tasa de homicidios en México es una de las más altas de América Latina, con cifras que superan los 27 homicidios por cada 100,000 habitantes, de acuerdo con datos del INEGI para 2022.
El legado de López Obrador es mediático, esencialmente. La recomposición de la relación con EU, sus políticas sociales, el freno a élites de poder político y económico, así como su popularidad consistente por arriba del 65%, constituyen sus logros. Crecimiento económico, reducción de la pobreza, reducción de la inseguridad y el crimen organizado, son asignaturas con una calificación no aprobatoria.
EN TIEMPO REAL: Sigue impune el asesinato del empresario Jonathan Antonio Palma Acosta, ocurrido en Tijuana, Baja California, a pesar de que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, giró instrucciones desde su Mañanera para que la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Isela Rodríguez, atendiera personalmente el caso y apoyara a los deudos para que se haga justicia. No fu así, lamentablemente, ya que la familia de Palma Acosta fue canalizada con empleados de nivel inferior quienes prácticamente les dijeron que “no hay nada que hacer” … Hay identificados tres presuntos responsables del crimen; una de ellas, Gisela “N”, fue dejada en libertad sin base legal y dos más, están en prisión, sin sentencia, bajo argucias legales. La Familia pide al presidente AMLO que el caso se retome en forma adecuada y que no haya impunidad ya que hay complicidad para hacer pasar este homicidio como suicidio.
Por Oscar Sánchez Márquez
Especialista en comunicación política
@delvalle1968
srgc