Ernesto Madrid
Si bien de acuerdo a una encuesta de un diario nacional el 57% de los mexicanos aprueba la decisión del Presidente Andrés Manuel López Obrador de abstenerse de no felicitar a ninguno de los candidatos a la presidencia del país vecino hasta en tanto no concluyan el conteo de votos, analistas de la nación vecina advierten una relación difícil entre las dos naciones.
El punto parte desde la perspectiva de que le guste o no al mandatario mexicano, el cambio se avecina y México necesita prepararse para una relación más amplia, más profunda y probablemente más tensa entre las dos naciones, de acuerdo a los analistas norteamericanos.
En contraste, el sondeo realizado por el diario mexicano el 14 y 15 de noviembre, revela que una mayoría de 52 por ciento de los entrevistados no cree que la espera de López Obrador a reconocer un ganador afecte las relaciones bilaterales. Un 16 por ciento opina que esa decisión de hecho ayudará a la relación, mientras que el 20 por ciento cree que las perjudicará.
Pero la realidad es que los mexicanos guardan una profunda aversión hacia el presidente Donald Trump: las encuestas realizadas entre la población latina de Estados Unidos muestran que menos de dos de cada diez aprueban al líder estadounidense.
Lo anterior parte de que, López Obrador ha sido excepcionalmente cálido, incluso adulador, con su homólogo del norte. Por ejemplo, a solicitud de Trump, redirigió a una buena parte de la Guardia Nacional de México a detener a los migrantes en desmedro de la protección de los ciudadanos. AMLO se apresuró a volar a Washington (su único viaje fuera del país en sus dos años como presidente) para respaldar la candidatura de Trump, promocionando el trato respetuoso del presidente de Estados Unidos hacia México, a pesar de muchas pruebas de que era todo lo contrario.
La realidad se finca en que si bien AMLO y Trump pueden parecer un tipo extraño de aliados, coinciden en personalidad y estilo de Gobierno. Ambos son sensibles a las críticas y adoptan un enfoque de destrucción hacia cualquier oposición: Trump despotricando contra el “Estado profundo” y AMLO contra la “mafia del poder”.
Ante esto, la encuesta dada a conocer éste martes da como resultado que con Joe Biden en la presidencia del vecino país, 28 por ciento de los mexicanos cree que habrá una buena relación, 29 por ciento cree que regular y 15 por ciento opina que podría haber una mala relación, con 28 por ciento que no sabe.
Una característica interesante en este contexto es que tanto Trump como Obrador difaman y amenazan a la prensa libre. Ambos favorecen la formulación de políticas transaccionales y personalistas, priorizando la lealtad sobre la experiencia y eludiendo los procesos burocráticos con el fin de acumular poder.
Lo cierto es que las cosas se pondrán interesantes dado el temperamento y el historial de AMLO, más atención por parte de Estados Unidos será incómoda y, con frecuencia, tensa. Pero también debería ser bienvenida. Después de todo, ese compromiso es apropiado y necesario para dos naciones que son sus socios comerciales más cercanos, que comparten la misma agua, respiran el mismo aire, comparten la misma frontera y cuya salud, seguridad pública y futuro económico están tan profundamente entrelazados, que tendrán al final que coincidir por estos temas sensibles que nos unen.