“México es grandioso”: Sheinbaum; “Seguirá el humanismo mexicano con la Cuarta Transformación”
Por Óscar Sánchez Márquez
A las 11:45 horas Claudia Sheinbaum Pardo fue erigida como presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Ella, una mujer de ciencia, como se define, pero también de política, como queda demostrado y como gobernante, como adelanta, escuchó con solemnidad esa frase- compromiso con la historia.
Con su brazo derecho en perfecta horizontalidad, con la mirada puesta en ese conjunto de mujeres y hombres que conforman el Congreso de la Unión, con el poder que le confirieron 33 millones de personas, con su propia historia, la Dra. Sheinbaum sello su compromiso:
-¡¡¡Sí…Protesto!!!
Tiempo de Mujeres. tiempo de transformaciones. Tiempo de definiciones. Tiempo de establecer su estilo personal de gobernar. Tiempo de desafíos a nivel país y tiempo de su historia, la suya, la propia, la que tiene en sus manos, la que teje desde hace algunos segundos por sí misma, sin influencias, sin consejos, sin palabras al oído, sin injerencismos, propios o extraños.
Un prolongado aplauso se escucha dentro del histórico recinto de San Lázaro, edificio testigo de presidentes ungidos y de sus tragedias, un inmueble que guarda los más íntimos secretos del poder, desde las negociaciones a oscuras, hasta las negociaciones más impensables del ejercicio del poder en México. Pasillos y alfombras, candelabros y oficinas que hoy dan cabida a una nueva época política, a nuevos tiempos. Tiempo de mujeres.
Claudia Sheinbaum ha recibido apenas unos minutos la banda presidencial de parte de Andrés Manuel López Obrador, quizá el presidente más querido y más odiado por igual. Al momento en que la Dra. Sheinbaum recibió la banda presidencial, símbolo del poder político máximo en México, de la máxima autoridad en el país, ella mira sonriente al ya expresidente.
Apenas unos segundos fueron suficientes para que la historia dividiera dos historias del poder.
Una, la del tabasqueño, que vivió hasta el último segundo su sueño, para muchos su delirio, de ser presidente de México. Por eso se le observa sonriente, pero algo melancólico, alegre, pero a la vez dubitativo. Lo que piensa en ese preciso instante de la transferencia del poder, la transición como se llama en el argot político queda sólo en él, pero lo que proyecta todos lo ven: deja ver su añoranza por esa Banda Presidencial que ha entregado en la forma, no se sabe aún si también en el fondo.
El poder es el poder. Sólo hay una banda presidencial y ésta no se divide, ni se comparte, ni se presta ni mucho menos se hace a un lado. Por el contrario, la banda tricolor, símbolo del poder, hace su magia y empodera, transforma. A algunos enloquece, a unos los empequeñece, a otros los engrandece y a algunos, incluso los inmortaliza.
La otra parte de la historia de ese instante en el cambio de poder es el que ella, -Sheinbaum vive. La primera presidenta de México en 200 años de vida independiente está radiante. Frente a ella, sentados en primera fila, su gabinete, mayoritariamente de mujeres, le rinde pleitesía. Aplaude con enjundia, con alegría, con el sabor del triunfo, pero también comienzan a rendir culto, el culto institucional, a la Mujer presidenta, la que hace unos segundo ya es presidenta Constitucional, la que porta ya la Banda Presidencial, la que desde ya es quien tiene todos los hilos, visibles invisibles del poder.
Ahí está, en primera plana su mujer de confianza, Paulina Silva Rodríguez, quien la acompañó en los tiempos más relevantes del Gobierno de la ciudad de México. Ella, Paulina, que enfrentó el desafío de la campaña presidencial. Y Ella, Paulina, la que desde hoy es la directora de Comunicación Social, la mujer que tiene, nada más y nada menos, la responsable directa de marcar el antes y el después de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo.
La comunicación política de ella, de la Dra., frente a lo que se vivió durante seis años con el expresidente López Obrador. No es, sin duda, algo menor, por el contrario, Paulina definirá la narrativa y forjará la imagen política de la presidenta, una tarea que ya no es solo cuestión de comunicación social, sino de gobernabilidad.
Ahí están. Tiempo de Mujeres.
Frente a ella, de pie, listas para la tarea encomendada, están ellas. Los rostros femeninos de la transformación. Dedicación, esfuerzo, compromiso, sueños, anhelos, trabajo, sacrificios, reconocimientos, triunfos, pero, sobre todo, esfuerzo, empeño, poder transformador. Ellas, las mujeres del Gabinete.
Ahí están, frente a la historia y este, el Tiempo de Mujeres, todas ellas.
Luz Elena González, secretaria de Energía, una de las mujeres del auténtico círculo rojo de la ya presidenta; Rosa Isela Rodríguez, continuidad del amlismo, pero con disciplina y empeño, quien ahora será la secretaria de Gobernación, la gobernabilidad interna del país en sus manos. Raquel Buenrostro, de formación técnica, pero mujer sobre todo mujer de resultados, quien ha sido encomendada como titular de la Función Pública.
Alicia Bárcenas, desde Medio Ambiente, implementará toda su capacidad y experiencia; Ariadna Montiel, mujer de compromisos, seria, responsable, dedicada, con la banda de la Secretaría de Bienestar bien puesta; Edna Elena Vega, estará encargada del Desarrollo Urbano y Territorial; Claudia Curiel de Icaza, la mujer de trato fino hará lo propio en la Secretaría de Cultura; Josefina Rodríguez Zamora, en la nada fácil tarea de recomponer el ámbito del Turismo nacional, la otra riqueza de México.
En esa, la fila del poder, la primera fila frente a la ya presidente Constitucional, aparecen, sonrientes, Tatiana Clouthier, que estará en la Secretaría de Economía: Citlalli Hernández, la responsable de implementar una nueva era de política pública a favor de la mujer; y Emili Esther Calleja Alor, nueva directora de la Comisión Federal de Electricidad.
El Poder Femenino en pleno. Tiempo de Mujeres.
El ruido en el recinto es ensordecedor. Aplausos por doquier, susurros y comentarios de todos hacen de este un momento histórico.
Del otro lado de la historia están los hombres y mujeres de la oposición, sus lideres.
Todos ellos lanzan puyas y gritos de protesta. Su actitud los retrata de cuerpo entero.
Están ahí perredistas, panistas, priístas, viendo como la historia no la están haciendo ellos. Todavía no saben que perdieron y mucho menos por que perdieron. Siguen con sus actitudes de corta mira, siendo oposición tradicional, lejos, muy lejos de una oposición seria, de altura, responsable. Es la oposición y su pequeñez, con sus lideres hechos trizas, polítcamente.
Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, Marko Cortes, dirigente nacional del PAN, muchos más como ellos, que apostaron a la derrota de sus partidos y por ello están ahí, porque ganaron con la derrota de sus partidos. La pequeñez de la oposición y el tiempo nuevo de la política de las mujeres.