La decisión estadunidense conlleva mensajes muy claros que no hay que perder de vista.
Óscar Sánchez Márquez
Ciudad de México.- Hace apenas unas semanas se comentó en este espacio la forma en que a nivel mundial la producción, distribución y aplicación de las vacunas contra la pandemia de Covid-19 adquiría una relevancia tal que apuntaba a convertirse en una pieza clave en la geopolítica mundial.
Las restricciones que aplicó, por ejemplo, Reunido Unido, para no exportar la vacuna que en ese país se producía hasta que la mayor parte de la población local fuera inoculada, o las gestiones que hicieron representantes de la Unión Europea para no vender ni suministrar dosis del antígeno a otras naciones fuera de la región, perfilaban ya un uso político, no humanitario, de ese biológico.
El anuncio que hizo la Vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, en el sentido de que Estados Unidos, por decisión de su presidente Joe Biden, dará en préstamo a México 2.5 millones de vacunas contra e coronavirus, deja en claro que los gobiernos del mundo disponen de la vacuna anteponiendo intereses geoestratégicos.
La decisión estadunidense conlleva mensajes muy claros que no hay que perder de vista, porque son los que, en la realidad, definirán la relación entre el gobierno de México y el de su vecino del norte.
Veamos:
El presidente demócrata de los Estados Unidos responde a una petición de su homólogo mexicano, no a iniciativa propia.
La realidad indica que, con el envío de vacunas en préstamo (México precisó que serán 2.7 millones de dosis), EU hace un caro favor a su vecino del sur. La deuda está marcada y el huésped de la Casa Blanca sabrá cómo y en que comento cobrarla.
La presencia de una delegación norteamericana en México, encabezada por la exembajadora Roberta Jacobson, para analizar un plan de cooperación en Centroamérica que conlleva necesariamente el reforzamiento de la frontera sur de nuestro país para evitar el paso de indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos, representa la primera de varias condicionantes a México por el apoyo de las vacunas.
La administración Biden enfrenta la primera crisis migratoria, con el incremento de peticiones de asilo, un tema que el propio Donald Trump dijo recientemente que el ya tenía bajo control con el apoyo que le brindaba México. Esa crisis coincide con la “ayuda” que ha autorizado a México para el acceso a vacunas anticovid.
Otro dato relevante de esa geopolítica de las vacunas que, en nuestro caso estaría en el límite de la sumisión, es el hecho de que las dosis que enviará la administración estadunidense son producidas por la firma Astra-Zeneca, la controversial farmacéutica inglesa que está en el ojo del huracán mundial ante casos de trombosis en adultos mayores que se presentaron posterior a su inoculación con un biológico de esa marca.
Hay un mensaje de desdén, por que a sabiendas de que hay suspicacia mundial en torno la vacuna de esa marca, EU, envía a su vecino y socio comercial un producto bajo sospecha. Agencias internacionales de salud ya han dado nuevamente el visto bueno para el uso del biológico producido por Astra-Zeneca, pero muchos países mantienen la duda.
Estados Unidos hace un favor, pero en el fondo lo que busca es blindarse. El anuncio de la Casa Blanca señala que hay disponibles 7 millones de vacunas, que serán dadas en préstamo a los gobiernos de México y de Canadá, es decir los dos países vecinos, uno al norte y otro al sur.
El mensaje es claro. Biden y su gabinete de salud quieren blindar sus fronteras ante el riesgo de rebrote de coronavirus, ante una tercera ola de contagios, y la mejor de reducir los riesgos es generando muros sanitarios del otro lado de sus fronteras.
No menos importante resulta el hecho de las cantidades tan reducidas que Estados Unidos ha puesto a disposición de México y Canadá, 7 millones de dosis para ambas naciones, según precisó la vocera de la Casa Blanca, pero en el mismo anuncio se informó que el vecino país del norte cuenta con contratos amarrados por 700 millones de dosis, que serán más en los próximos meses hasta llegar, según estimaciones internas, a mil 200 millones de vacunas. Mucho más de las que necesita.
Estados Unidos dosificará la ayuda vía las vacunas o, mejor dicho, dispondrá que ciertas cantidades de ellas vayan a los países que mejor le convenga, en el momento que más le convenga y bajo las condiciones que más le convenga.
Geopolítica pura, al más clásico estilo de la política norteamericana, que ocurre sobre todo en un momento en que el presidente Joe Biden ha revivido la guerra fría con Rusia y mantiene una posición muy clara frente a China.
Por cierto, el anuncio de la ayuda “humanitaria” de EU a México ocurre horas después de otro anuncio muy importante, y preocupante a la vez.
El general Glen Van Herk, jefe del poderoso Comando Norte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos reveló que un 30 o 35 por ciento del territorio mexicano está controlado por los narcotraficantes y el crimen organizado.
Qué implicaciones tiene el anuncio: Muchos.
Uno de ellos es que a EU le preocupa el nivel de ingobernabilidad y violencia que se registra en México. Y dos que, con toda seguridad, tomarán cartas en el asunto.
Como lo hemos dicho en muchas veces en este espacio, el principal incentivo en la relación diplomática México-EU, es que en nuestro territorio haya paz y tranquilidad, porque solo de esa forma se resguardan los intereses norteamericanos en suelo azteca.
El paso de migrantes indocumentados por México hacia Estados Unidos y el creciente clima de violencia en nuestro país, son dos temas en los que EU trae una agenda propia. Las acciones que deriven de la visita de la exembajadora Jacobson a territorio azteca definirá el precio de le quieren poner a la ayuda con el suministro de vacunas anticovid a la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador.