Yo Campesino / ¡Criminal! – Opinión

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Iniciar clases en lo peor de la pandemia, será alto riesgo para millones de niños

Miguel A. Rocha Valencia

En sólo tres días, México registró más de 60 mil contagios de Covid-19 y cerca de dos mil muertos lo cual representa el nivel más alto en todo lo que lleva la pandemia y contradice lo dicho por el ignorante científico de cuarta Hugo López-Gatell quien afirma que van dos semanas de disminución.

Y aunque los niveles de fatalidad frente al número de casos son menores frente a la cifra de contagios, la saturación de hospitales, la escasez de oxígeno embotellado o en concentradores, generará secuelas permanentes sobre todo en menores de edad. El miércoles marcó récord de contagios con 29 mil casos en sólo 24 horas, en tanto que el número de fallecimientos llegó a 940 “oficiales” más los no registrados que perecieron en sus domicilios o clínicas particulares.

Si en dos semanas se da el regreso a clase, la pandemia ya de por si descontrolada, cobrará muchos miles de víctimas más, ya que niños y adolescentes, incluso asintomáticos, se convertirán en transmisores y los adultos como está comprobado, podrían reinfectarse, pagar consecuencias y engrosar las cifras fatales que ya superan los 250 mil fallecimientos “registrados” más los del subregistro que podrían superar los 150 mil.

Grave responsabilidad para el gobierno de cuarta donde el tlatoani olmeca advierte que llueva, truene o relampaguee se reinician las clases presenciales a finales de este mes. Tendrá que asumir las consecuencias de la instrucción, que, además, tendría qué determinar el Consejo de Salubridad General.

Por lo pronto la Organización Panamericana de la Salud recomendó reevaluar la determinación de regresar a clases en estas condiciones; de Estados Unidos llegan noticias alarmantes sobre contagios y saturación de hospitales con el regreso a actividades escolares y se plantea su cierre.

Incluso ya se planea aplicar una tercera dosis de vacunas a partir de septiembre de este mismo año con el fin de reforzar la “inmunización” que no es otra cosa que atenuar los efectos del contagio.

Es decir que luego de reiniciar clases y ante el desencadenamiento de una mayor virulencia pandémica, están por decidir cerrar actividades académicas presenciales. Lo peor para los mexicanos es que insumos como los tanques de oxígeno empiezan a escasear lo mismo medicamentos, especialmente antiinflamatorios y anticoagulantes, en tanto continúan “pérdidas” más de 18 millones de vacunas que según Relaciones Exteriores, estaban en poder de la secretaría de Salud.

Esto a contrapelo de la insistencia de López-Gatell en que los contagios ya van de bajada. Lo bueno es que ahora sí, muchos jóvenes o adultos que no creían en la vacunación, se aglomeran, como ocurrió en Xochimilco, en busca de la vacuna. Seguramente en los próximos días veremos no sólo aumento de contagios sino también en la demanda de inmunizaciones.

Todo esto en medio de una errática política sanitaria ordenada por el machuchón de Palacio Nacional, sin una validación objetiva en todo, casi en un flujo de vacunación si concierto y de ocurrencias con pronósticos, mediciones y semáforos ideados en la mente del Ganso.

El daño está hecho, no hay control de la pandemia. Este llegará por la misma naturaleza del virus al que no es posible “matar”, pero al cumplirse su ciclo (un día de estos) se muere solo. Igualito a un catarrito como diría el “científico” de la 4T.

Por eso el mejor antídoto es cuidémonos a nosotros mismos; de la autoridad no esperemos nada, ya que hasta su obligación la traducen como benevolencia, como si hicieran un favor y no el cumplimiento de su responsabilidad.

De ahí que primero la responsiva escolar era obligatoria y ahora el Mesías dice que no…
En un mes veremos cuántos muertos más

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