Regreso a la escuela – Opinión

Regreso a la escuelas - Opinión

Por Óscar Sánchez Márquez

El regreso presencial a los salones escolares a partir del próximo 30 de agosto requiere un análisis serio y profundo, porque se trata de la educación y la formación de millones de niñas y niños que formarán las siguientes generaciones tomadoras de decisiones.

El debate hoy se centra si es una decisión acertada regresar a los niños a las aulas o esperar a que los contagios de Covid-19 aminoren, sobre todo, ahora que la variante Delta ha rebasado todos los niveles máximos registrados en la primera y segunda oleada de contagios.

Hasta ahora han prevalecido sesgos ideológicos, políticos e incluso económicos a la hora de abordar si es conveniente o inconveniente abrir nuevamente las escuelas para que los estudiantes regresen a sus actividades presenciales.

Presenta SEP protocolo de regreso a clases presenciales

Los hechos concretos, hasta donde se sabe, son los siguientes:

El gobierno ya anunció su decisión de que el próximo lunes 30 de agosto puedan regresar a las aulas aproximadamente 30 millones de niñas y niños de educación preescolar, primaria y secundaria; el regreso presencial será opcional; se aplicará un protocolo sanitario de 10 acciones, la principal es que los padres  que lo decidan deberán enviar una carta responsiva con el niño que tome clases en salón de escuela pública; y los maestros del  SNTE están, en su mayoría, de acuerdo en impartir clases presenciales.

Hasta ahí, hechos concretos que parecieran indicar que todo este proceso de regreso presencial a las aulas es normal y que para ello se han tomado las medidas adecuadas.

Por lo que corresponde a la arista de la salud pública, observamos los siguientes acontecimientos verificables y documentados:

La Secretaría de Educación Pública reconoció a través de su titular Delfina Gómez, que no instrumentaron ningún protocolo sanitario, es decir en materia de salud, dado que a esa dependencia no le corresponde implementar acciones de esa naturaleza.

El protocolo anunciado ayer en la mañanera, sin embargo, se refiere básicamente a medidas que adoptarán los propios estudiantes y los maestros en un escenario de alerta: sana distancia, uso de cubrebocas, lavado constante de manos, uso preferencial de espacios abiertos y sistema de aviso si hay casos de contagio. Nada distinto a lo que la gran mayoría de las personas realizan en sus respectivos entornos.

También esta el hecho de que México esta en el punto más alto de contagio en esta tercera ola de expansión del coronavirus, principalmente por el hecho de que la variante Delta del virus, que hoy es la que predomina, es altamente contagiosa.

Por último, está el factor pedagógico.

Especialistas en diversas ramas coinciden en que el desarrollo emocional, cognitivo y la salud mental de las niñas, niños y adolescentes, responde a conocimientos, experiencias e interrelaciones propias a cada etapa y edad de su vida infantil.

Saltarse alguna fase, omitirla, trastornarla, como ahora ha ocurrido por el obligado distanciamiento social y el confinamiento al que obligó la pandemia del coronavirus, ha ocasionado una afectación a las niñas, niños y adolescentes estudiantes. Los daños pueden ser mayores y, peor aún, irreversibles. 

Natalia Andrea Ceballos Morán y Santiago Sevilla Vallejo, de la Universidad de Alcalá, España, en un estudio sobre el impacto del confinamiento en las poblaciones estudiantiles infantiles y adolescentes, publicado por la Revista Internacional de Educación para la Justicia Social, apuntan:

Las emociones son estados complejos que poseen un papel fundamental para la salud mental y el aprendizaje de los niños…

Expresar las emociones es lograr comunicar a otros que estamos sintiendo un determinado momento, tarea que no resulta siempre fácil…

La autorregulación emocional es una herramienta que permite a los niños tolerar las frustraciones, mejorar las habilidades sociales y los vínculos saludables con los pares y adultos de su entorno…

Los procesos emocionales dan lugar a un buen funcionamiento del cerebro y de los componentes ejecutivos y serán quienes procesarán la capacidad de regular la razón, memoria y toma de decisiones en el momento del aprendizaje.

Ansiedad, aburrimiento, estrés, molestia, frustración, preocupación y miedo, todo ello en mayor o en menor medida, son los principales sentimientos que registran los niños en México, los estudiantes. Esas alteraciones emocionales son generadas por la incertidumbre, la falta de información y la ausencia de socialización y comunicación que deriva del confinamiento por la pandemia, apuntan los sicólogos.

El regreso de los niños a las aulas es necesario e irremediable, pero ese regreso requiere de una política pública específica, no de protocolos hechos al vapor y que proyectan acciones de bote pronto, porque, repetimos, lo que está en juego es el presente y futuro de 30 millones de estudiantes y porque ya no habrá un mundo sin coronavirus y nuevas variantes, u otras amenazas a la salud de la población mundial.

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