Ernesto Madrid
El agotamiento de reservas, el elevado y rígido gasto, la debilidad de los ingresos, pensiones, deuda y su servicio creciente, así como el panorama financiero en Pemex y el gasto político electoral, son indicadores que sugieren riesgo de insostenibilidad de las finanzas públicas advierten analistas de BBVA.
Tan sólo en Pemex, la deuda financiera, a pesar de ya no haber crecido en los últimos años está en 110 mil millones de dólares y entre de 2024 y junio de 2027, la petrolera debe pagar el 34% de su deuda total, casi 38 mil millones de dólares.
Al respecto, algunos analistas como Enrique Quintana de El Financiero, resaltan que “sobre la base de estas cifras, la visión que existe es que gane quien gane las elecciones tendrá que dar un giro dramático a la política petrolera de AMLO, quizás cerrando varias refinerías, que son las que ocasionan la mayoría de las pérdidas, enfocándose solo en proyectos rentables en el área de producción y restableciendo las rondas para volver a atraer inversión privada que permita aumentar la producción y la renta petrolera para el gobierno sin mayores desembolsos por parte del Estado”.
Es decir, generar una empresa más pequeña y que sea rentable, porque de lo contrario advierte que, si ganara alguien de Morena e insistiera en seguir con la estrategia de este gobierno, acabaría hundiendo a las finanzas públicas arrastradas por las de Pemex.
Por eso diversos analistas, incluyendo a los de BBVA, señalan que, de acuerdo a un análisis del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado es de suma importancia que el presupuesto 2024 se apegue a un marco económico realista, que reconozca y considere los riesgos que amenazan la estabilidad fiscal del país ya que en menos de dos semanas el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, presentará al Congreso de la Unión los Criterios Generales de Política Económica para 2024 (ingresos y egresos).
Y EL CASO DE MAÍZ, OTRO GOLPE A LAS INVERSIONES
El presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAAC), Luis Eduardo González Cepeda, consideró que México está “contra la pared”, luego de que el gobierno de Estados Unidos recurrió al panel de controversias en el marco del capítulo 9 del T-MEC.
Esta situación se originó por la inconsciencia ideológica de funcionarios radicales de la administración federal de la 4T; sabemos que no podrá comprobar científicamente que el consumo del maíz transgénico o sus derivados ocasionan daño a la salud, ya que estos productos se han estado consumiendo en México desde hace más de 25 años.
Lo delicado del caso es que el panel de solución de controversias en el que entrará México, con Estados Unidos y ahora Canadá, que daría su informe final del en marzo de 2024, perderlo tendría un costo de entre 4 mil a 20 mil millones de dólares para México, de acuerdo con expertos.
Lo cierto es que el maíz genéticamente modificado pone en riesgo la biodiversidad mexicana, ya que sus genes se diseminan fácilmente, contaminando las variantes silvestres pero la realidad es que México compra alrededor de 5 mil millones de dólares anuales de maíz amarillo a nuestro vecino del norte que de acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) el 78% de maíz amarillo que adquiere nuestro país, se destina a alimento animal; el segundo uso en importancia está relacionado con la producción de almidones, es decir el 15% que está relacionado con la fructuosa y algunas harinas.
Para que tanto alboroto sino se usa en realidad, para consumo humano, pero bueno así el actual gobierno.