Paquete Económico 2026: estabilidad presumida, deuda creciente

• Se requieren señalan analistas, más sensatez en las decisiones políticas y menos cálculos inmediatos

Ernesto Madrid

La deuda pública alcanzará niveles históricos en 2026 mientras Hacienda apuesta a reservas y fondos de estabilización como escudo frente a choques externos.

El Paquete Económico 2026 divide opiniones: mientras la Secretaría de Hacienda presume un “blindaje fiscal” sin precedentes para preservar la estabilidad macroeconómica, organismos de análisis como México Evalúa advierten que la estrategia es insostenible, pues privilegia el endeudamiento para gasto corriente y para rescatar a Pemex, en lugar de invertir en proyectos que detonen productividad y crecimiento.

De acuerdo con Hacienda, México contará con un colchón superior a los 300 mil millones de dólares para enfrentar choques externos. Entre estos amortiguadores destacan las reservas internacionales por 244 mil 400 millones de dólares, la Línea de Crédito Flexible con el Fondo Monetario Internacional (36 mil 600 millones), la línea swap con el Tesoro de Estados Unidos (9 mil millones) y los fondos de estabilización internos que suman más de 160 mil millones de pesos.

“Estos mecanismos fortalecen la resiliencia de las finanzas públicas”, sostienen los Criterios Generales de Política Económica 2026.

Sin embargo, el análisis de México Evalúa pinta un escenario menos optimista: la deuda pública alcanzará un máximo histórico de 52.3% del PIB el próximo año, e incluso podría llegar a 53.4% si el crecimiento económico es menor al esperado por el FMI y analistas privados. Más preocupante aún, de cada peso que el Gobierno pedirá prestado, solo 61 centavos se destinarán a inversión productiva, mientras el resto se usará para pago de deuda e intereses, además de sostener a Pemex.

Paquete Económico 2026: estabilidad presumida, deuda creciente

La trayectoria de la deuda en México confirma que se trata de una pendiente ascendente de largo plazo. Con Claudia Sheinbaum, el saldo crecería apenas un punto porcentual respecto al nivel heredado de 51.3%, aunque en cifras nominales el monto será mayor.

Ese contraste resulta menos dramático si se compara con los saltos de gobiernos anteriores: en el sexenio de López Obrador, la deuda pasó de 44.8% a 51.3% del PIB, con un brinco súbito de casi cinco puntos en 2024, el mayor en una sola administración reciente. Con Peña Nieto, el endeudamiento aumentó en 7.6 puntos; con Calderón, en 8.5, justificado en su momento por la crisis de 2008–2009.

La excepción fue Vicente Fox, que logró reducir el indicador de 30.6% a 28.7%. Desde entonces, salvo ese paréntesis, la constante ha sido un endeudamiento creciente que ya suma más de dos décadas.

El contraste es claro: por un lado, Hacienda confía en los instrumentos financieros y en la recaudación récord proyectada de 5.8 billones de pesos; por el otro, México Evalúa advierte que la sostenibilidad fiscal se erosiona porque la mayor parte de esos ingresos petroleros (81% de la renta) quedará en manos de Pemex, dejando al Gobierno federal con la menor proporción en la historia.

La narrativa oficial es la del blindaje; la de los analistas, la del endeudamiento riesgoso. En palabras simples: se paga una tarjeta con otra, trasladando la factura a las siguientes generaciones y reduciendo el margen para salud, educación o infraestructura.

El dilema no es si habrá recursos en caso de emergencia, sino qué tan responsables son las decisiones que hoy comprometen el futuro.

@JErnestoMadrid
jeemadrid@gmail.com

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