Por Oscar Sánchez Márquez
Xóchitl Gálvez vino a revivir a una oposición paralizada, ausente y ciega respecto a su futuro inmediato. Morena estaba ensoberbecida por lo que creía que serían las elecciones presidenciales del 2024: un paseo de domingo por la alameda. Este escenario, aunque cambió radicalmente con la irrupción de la hidalguense, es evidente que la llamada oposición no se ha blindado de esos yerros que la postraron por casi cinco años.
Permanecen al menos 3 de los más graves problemas en el seno de los opositores: ceguera política, individualismo y defensa de intereses personales por encima de las urgencias que enfrenta México como nación.
Con el anuncio de que solo cuatro aspirantes lograron pasar la primera fase del proceso de selección del candidato del Frente Amplio por México a la Presidencia de la República, afloraron las más rancias actitudes carentes de sentido de solidaridad y de visión de futuro.
Lejos del necesario “cierre de filas” en torno a los prefinalistas, como sería normal en una sociedad con políticos de avanzada, lo que sobrevino fue la descalificación del proceso y la generación de narrativas conspirativas y victimistas por parte de quienes no quedaron dentro de la lista de aspirantes.
Para muchos frustra ver situaciones de esa naturaleza en medio de lo que consideran una emergencia nacional. De cara a quienes anhelan el fin de la 4T y el ajuste de cuentas para todos quienes bajo la bandera de la cuarta transformación han hecho y desecho con instituciones y políticas públicas, la única respuesta es el capricho y el empecinamiento.
Así se entiende el comportamiento que han asumido Silvano Aureoles, exgobernador de Michoacán; Francisco Cabeza de Vaca, ex gobernador de Tamaulipas y Miguel Mancera, ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, todos ellos personajes profundamente cuestionados por su desempeño como mandatarios, pero sobre todo por la larga lista de asuntos de corrupción y negligencia con los que se les relaciona. En términos llanos diríamos que todos ellos son auténticas “fichitas”.
La víspera los lideres del PRD, con Jesús Zambrano al frente, anunciaron su autoexclusión del comité organizador del proceso interno de selección del candidato. Esperan una explicación de por que ninguno de sus precandidatos fue incluido en la lista de finalistas. EL PRD, es un secreto a voces, es solo un fantasma político.
Dentro de la misma alianza, pero en la acera de enfrente, quienes, si lograron pasar a la siguiente ronda, al reunir el número de firmas de apoyo necesarias y validadas en transparencia y certeza, Xóchilt Gálvez; Beatriz Paredes, Santiago Creel y Enrique de la Madrid, tienen como desafío inmediato actuar con prudencia y responsabilidad frente a las amenazas, amagos, denuncias y descalificaciones que hacia el Frente Amplio han hecho Aureoles, Cabeza de Vaca y Mancera.
Quizá es el momento más critico de todo el proceso ya que el Frente se encuentra en la clare disyuntiva de seguir adelante fortalecido, sin caer en el juego que han iniciado los perdedores dentro de la propia oposición, o sucumbir otra vez en medio de reyertas internas que solo hablan de una lucha por el poder, al costo que sea.
No será tarea fácil luego de que los tres exmandatarios, el de Michoacán, Tamaulipas y CDMX pusieron un duda el procedimiento de selección de prefinalistas y subrayaron una especie de “dedazo cupular”.
No sé en dónde se tomó la decisión de sacar la lista anunciada (en la que él no figuraba), dijo Mancera, mientras Aureoles se reservó el derecho de acudir a instancias jurídicas para inconformarse por su exclusión.
Francisco Cabeza de Vaca se ha visto más mesurado y prudente después de quedar fuera de la lista de aspirantes presidenciales por parte del Frente Amplio. Sí criticó los procedimientos de recolección de firmas y la fallas en la plataforma, pero dijo algo muy cierto. Este proceso no se trata de personas, sino del país.
Lo que se avecina ahora es, con seguridad, una nueva andanada de ataques en contra de los cuatro finalistas, principalmente hacia la persona que ha despuntado de manera inusitada y que, en realidad, concita el mayor número de simpatías dentro y fuera del PAN, dentro y fuera de FrenteAmmplio, Xóchitl Gálvez.
El desafío del Frente es interno e inmediato. Si logran superar estos escollos y fortalecen la unidad, si avanzan en el “cierre de filas”, su historia como frente opositor puede ser muy distinta a la que todavía hoy asumen en Palacio Nacional.