• Con la opacidad que caracteriza a la 4T no se sabe dónde quedó el presupuesto
Por: Miguel A. Rocha Valencia
*Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de MegaUrbe.
Frente a los “ahorros” (ilegales) al gasto público que técnicamente son subejercicios y las “recuperaciones” de presuntas acciones corruptas y cobros de impuestos atrasados, que según el profeta de la 4T sumaron, en 2020 cerca de billón y medio de pesos que no se sabe dónde están o en qué se ejercieron.
A esa cantidad de dinero que el mismo mesías tropical reconoció, se suma la opacidad de contratos, reparto de dinero de programas clientelares, gasto de las dependencias públicas y expedientes vetados desde administraciones anteriores.
Bueno hasta como ocurrió en su momento con los segundos pisos, se tienen bajo llave los proyectos ejecutivos de obras en ejecución y su costo real, reasignaciones presupuestales y hasta los contratos de las vacunas y los pagos realizados o comprometidos por ellas.
Desde luego se incluyen en algunos casos como el aeropuerto de Santa Lucía, los estudios de factibilidad y los de impacto ambiental, sin olvidar los de aeronavegabilidad simultánea con la actual terminal internacional aérea. Bueno, ni siquiera está claro cómo se realiza la venta de materiales que ilegalmente se realiza del cancelado NAIM donde se afirma existe una licitación amañada.
Casi lo mismo sucede con el famoso Tren Maya, que, pese a las advertencias ambientales y decisiones legales, continúa en construcción. De la refinería Dos Bocas que iba a costar ocho mil millones de dólares, menos se sabe.
Es decir que no sólo se ocultan proyectos, estudios, asignaciones, costos y gastos, sino que, además, se viola la ley en diversos sentidos, porque todo eso, fue sustituido por el oráculo de Palacio Nacional donde es suficiente su palabra para condenar o legitimar a personas, medios, periodistas, empresarios, políticos, proyectos o acciones de gobierno.
Se parte del principio que en esta administración no hay corrupción, mucho menos corruptos y que todo se puede hacer sin importar que esté prohibido por la norma, solo porque el caudillo lo dice. Total, si es necesario ordena cambiar la ley y la ajusta a los caprichos o necesidades de su proyecto.
Pero también se oculta lo que se dijo sería esclarecido, o al menos aun no se conoce como la verdad sobre Odebrecht, donde igual es culpable y corrupto quien no colabora y casi un santo quien se suma al escándalo que “salpique” a los adversarios, quienes desde el Zócalo son crucificados, declarados culpables más rápido que en un juicio sumario.
Es decir que, con acciones y omisiones, el propio Ganso de Macuspana desdice su promesa de combate a la corrupción, transparencia, pero sobre todo de acceso a la información, tal vez por eso quiere desaparecer al INAI, le estorba; ni siquiera es capaz de revelar cuántas pruebas Covid se han aplicado en Palacio Nacional, de lo cual no hay registro ni a que costo se adquirieron.
Al menos ya se supo que en la Función Pública, la titular Irma Eréndira Sandoval se gastó un millón 300 mil pesos en checar cómo andaba su personal central con muestras compradas al grupo Val.
Es decir que las diferencias con las anteriores mafias del poder son cada vez menores o, mejor dicho, la Cuarta ya las superó, sobre todo en la entrega discrecional de contratos públicos de asignación directa, sin licitación.
Precisamente hoy que está de moda el ejército electoral de los siervos o servidores de la Nación, nadie se explica dónde quedaron los tres mil millones de pesos presupuestales del 2019 que marcó la Auditoría Superior de la Federación como “inconsistencias” e irregularidades, señalamiento que corrió la misma suerte que la denuncia de Jaime Cárdenas sobre actos de corrupción en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, el archivo de la basura.
Tampoco se sabe nada de las casi 200 denuncias registradas en la Función pública contra los manejos realizados por los súper delegados que, junto con los siervos, despacharon dinero de programas clientelares especialmente los de sembrando vida o el de las becas educativas, que por cierto ya anunciaron que se van a adelantar a los interesados, eso sí, antes de las elecciones.
Bueno, lo del Banco del Bienestar donde se asignarían 12 mil millones de pesos para un sistema operativo que luego se cayó y al ex director Rabindranath Salazar en vez de imputarlo o investigarlo, lo premiaron, como hace la Cuarta con sus hijos más fieles, incondicionales.