OPINIÓN: Yo campesino/Demencial

  • Con dichos y acciones el Ganso refleja bipolaridad y traumas ¡Sálvese quien pueda!

*Miguel A. Rocha Valencia*

Después de lo graznado por el Ganso hay que preocuparse y mucho por los daños que en todo sentido causa al país desde el poder. No sólo acusó a las clases medias de todo lo malo, además de traidoras, aspiracionistas o retrógradas, sino que llama impresentables a quienes desde la oposición ganaron elecciones, pero al crimen organizado que participó abierta y directamente en el “triunfo” de candidatos de Morena y aliados, especialmente en la franja del Pacífico y San Luis, los justifica, defiende y hasta agradece por los pocos asesinatos, “sólo” 70 el día de los comicios.

Como dije, tan grave está el asunto que dentro de sus huestes ya están preocupados por los dichos y acciones del Mesías le siguen la corriente los incondicionales y “aspiracionistas” de poder que le rodean, que, por cierto, al igual que el Peje, no se sabe a qué estrato social pertenecen, pues no pueden ser clasemedieros, ricachones o machuchones, pero sí, cuatroteros, cuyo concepto nadie entiende salvo que se trata de ser todos pobres y si es posible limosneros, mejor.

Uno de esos personajes preocupados es el “no mencionado” por el caudillo cuando abrió el abanico de posibles sucesores al trono: Ricardo Monreal Ávila, quien, a pesar de presumir sus desayunos en el palacio presidencial, parece que lo ignoraron en la “lista” y se apresuró, primero, a decir que no está descartado y segundo, que él es de esa repudiada clase a que se refirió el Ganso y que con ella ganó Morena las elecciones, amén de su relevancia para el país.

Pero como el dueño del poder absoluto no está conforme con su cacareado “triunfo” que le dio 12 gubernaturas y le asegura la mayoría simple en San Lázaro, amanece enojado o insatisfecho, quería más y acusa que esos traidores de la clase media, votaron por “impresentables”, porque para los suyos son los únicos elegidos.

Bueno hasta con la pobreza de quienes rodean al macuspano presume como posibles sucesores en el gobierno, cuando en realidad, la estatura política, intelectual, administrativa, técnica y experiencia, es de puros enanos que se sacaron la lotería con él, en un arranque social de esperanza de cambio y de revancha y frustración contra administraciones anteriores. Pero millones, como mostraron las pasadas elecciones vieron que salieron de Guatemala para caer en Guatepeor.

Tal eso es lo que tiene irritado al profeta de la 4T, que hoy no puede presumir los votos que le dieron el poder; sabe que de los poco más de 20 millones que tenía, hoy su peso de él, no de sus huestes, apenas llegaría a 16 millones de electores.

Pero, al fin y al cabo, la dialéctica de este personaje que algunos piensan debe visitar al médico en busca de ayuda, es la misma que le costó la derrota con Vicente Fox. Lo malo es que hoy no sólo golpea de voz a candidatos, sino que ya con el poder, destruye instituciones, pisotea la ley, ofende a la sociedad, intelectuales, ministros (hasta los suyos) magistrados, jueces de un poder autónomo como es el Judicial, al que le debe respeto, pero intenta imponerle la Ley del Ganso que más bien parece chachalaca por su forma de parloteo.

Montado en la agitación social de la que siempre vivió, el chaquetero del PRI y PRD, no entiende que un presidente de la República, aunque sea la más bananera, debe gobernar para todos. Y no lo capta porque se siente dueño de “vidas y haciendas”, desprecia el esfuerzo y la vida de los demás, solo le importan si es para su beneficio, siempre fue convenenciero, con millones de pesos resolvió sus discrepancias, hoy deja que los otros “suyos” hagan negocio y se enriquezcan empezando por sus holgazanes vástagos, hermanos. Cuñadas y demás parentela.

Y para que esto resulte mejor y usar el dinero público para sus planes, romperá una norma más, la de la obligatoriedad de licitar contratos públicos, desaparecerá los procedimientos y abrirá la chequera de Hacienda únicamente a los que él diga. Con ello intenta amarrar, subyugar, arrodillar a empresarios que viven del gasto público.

Es decir, utilizará el dinero del pueblo para obligar a empresarios a cooperar a pintarse de morenos. Si no lo hacen, no les dará contratos a pesar de que ofrezcan las mejores opciones técnicas y financieras.

No sólo reservará el gasto público para los cuates y familiares de ellos sino con eso, quien se atreverá a desafiarlo dentro del empresariado. Quien lo haga, sabe que no contará con inversión pública y estará condenado a la quiebra. Será otra forma de sometimiento.

Lo peor es que faltan tres años, una eternidad en términos sociales de crecimiento del crimen, violencia asesina y política, militarización, declive económico y si no le favorecen las cosas, se volverá más feroz. De plano ¡Sálvese quien pueda!

Related posts

Aumentan ingresos de los hogares, pero también los gastos médicos y cae el salvavidas de las remesas

“Alito”, el negociador a conveniencia de la 4T: ¿le alcanzará esta vez?

¿Tregua o capitulación?