Ciudad de México.- La dirigencia nacional de Morena ha confirmado la expulsión definitiva de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad Pública de Tabasco, tras revelarse que enfrenta una orden de aprehensión por presuntos vínculos con el crimen organizado. Sin embargo, más allá del anuncio, lo que ha quedado al descubierto es la profunda desinformación —o conveniente omisión— de la lideresa nacional del partido, Luisa María Alcalde, sobre uno de los casos más escandalosos que sacuden al movimiento guinda.
Bermúdez Requena, señalado como líder del grupo criminal La Barredora, fue detenido en Paraguay y deportado a México, donde enfrenta cargos por delincuencia organizada, secuestro agravado y extorsión. A pesar de la gravedad de las acusaciones, Morena tardó meses en tomar una decisión definitiva sobre su militancia. En julio, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) apenas suspendió sus derechos partidistas, y fue hasta octubre que se concretó su expulsión.
Morena expulsa a Hernán Bermúdez Requena
Lo más alarmante no es solo la tardanza, sino la actitud de Alcalde, quien en conferencia de prensa se limitó a decir que la expulsión se dio “por obvias razones”, sin ofrecer detalles ni asumir responsabilidad política por haber tenido en sus filas a un presunto criminal de alto perfil. ¿Obvias razones? ¿Desde cuándo la dirigencia de un partido puede permitirse el lujo de no saber —o no querer saber— quiénes son sus militantes?
La propia Alcalde reconoció que no sabía si existía alguna investigación contra el senador Adán Augusto López, quien fue gobernador de Tabasco cuando Bermúdez Requena fue nombrado secretario de Seguridad. “Hasta la fecha yo no conozco de alguna queja que se haya presentado en la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia en contra del senador”, dijo, deslindándose de cualquier responsabilidad.