Monreal, el linchamiento – Opinión

Monreal, el linchamiento

Por Óscar Sánchez Márquez

Ricardo Monreal Ávila está construyendo su arquetipo de un hombre público que busca la restitución de la dignidad política.

Su discurso político lo ha centrado en la necesidad de devolver al ejercicio de la función pública, ya sea desde el Ejecutivo o el Legislativo, la tolerancia, el respeto al disenso, pero sobre todo privilegiar el diálogo y la apertura en la construcción de acuerdos.

Se trata de un discurso que no es común dentro de MORENA, por ello ha despertado tanto encono, envidia y una soterrada guerra sucia de la que el propio Monreal ya ha dado acuse de recibo. Lo vivido en Pachuca, donde le armaron a un grupo de presuntos morenistas inconformes con su precandidatura es solo una muestra.

En la línea de los aspirantes a la candidatura presidencial, ese discurso de Monreal les causa escozor porque se opone, en muchos sentidos, al ideario y la praxis política, poco democrática, del jefe máximo del morenísimo, Andrés Manuel López Obrador, a la mayoría de esos seudomorenistas demócratas quien lo siguen a siegas, al grado de la abyección.

El crecimiento de su precandidatura a la presidencia de la República para el 2024, si bien en un principio generó reacciones hilarantes, hoy preocupa a muchos, por las adhesiones que ha logrado, la consistencia de sus propuestas, posicionamientos y la forma en que ha reaccionado a los ataques cotidianos de que es objeto.

Monreal, el linchamiento

“No tengo temor a nada, solo temor a Dios. Dios sabe a dónde vamos a estar y a dónde nos va a colocar”, dijo el pasado 16 de noviembre como respuesta a las expresiones surgidas dentro de morena, concretamente auspiciadas desde la presidencia que encabeza Mario Delgado, en el sentido de que ya debería renunciar a su militancia morenista.

Los “neomorenistas”, como los ha denominado el propio coordinador de la junta de Coordinación Política del Senado de la República, son todos aquellos que hoy ven con sorpresa como Ricardo Monreal ha crecido en su propuesta como aspirante presidencial, son todos ellos los mismos que están incrustados en la estructura directiva de Morena, en el gobierno de la Ciudad de México, en Palacio Nacional y en la misma Secretaría de Gobernación.

Hace unos días Monreal puso el dedo en la llaga cuando soltó una serie de cuestionamientos al morenismo en el país: ¿Siguen vigentes sus principios? ¿Dónde estamos?  ¿Qué hemos hecho en el ejercicio del poder? Fueron solo algunas de los cuestionamientos que lanzó el zacatecano sin que nadie en su partido haya buscado seguir ese debate.

En el debate de la ideas, que conforma su propuesta base, Monreal, llamó a los otros aspirantes presidenciales (corcholatas las llama el presidente López Obrador) a debatir el estado actual y el futuro del país. Nadie atendió la propuesta, ni Claudia Sheinbaum, ni Marcelo Ebrard, ni Adán Augusto López.

Al viejo estilo de las purgas estalinistas, estos neomorenistas creen que si se expulsa a Monreal de MORENA este dejará de ser un problema, cuando la realidad, lo dice la misma historia, puede ocurrir todo lo contrario, es decir, que una expulsión al estilo del partido comunista ruso significará catapultar al “monrrealismo”.

Para quienes ven con urgencia sacar al senador zacatecano de las filas de MORENA no alcanzan a dimensionar los ejes temáticos determinantes de la elección presidencial del 2024.

Uno de ellos es precisamente el devolver la dignidad a la política y al ejercicio del poder; la reconstrucción de la unidad nacional; reconocimiento a quienes piensan distinto, en suma; poner fin al divisionismo, a la polarización y la confrontación nacional, ejes de la propuesta de desarrollo democrático que plantea Monreal.

Resulta que el senador viene sembrando esta agenda, abierta y directamente, es por ello por lo que hasta ahora ha logrado sumar el respaldo de 87 senadores en un pronunciamiento público y en 70 ciudades del país ha iniciado grupos de diálogo, de cara a la contienda del 2024.

El miedo político a la decisión que pueda tomar en unos días Ricardo Monreal es proporcional a la respuesta violenta, virulenta y carente de oficio político de sus adversarios, que consideran que la sola decisión presidencial basta para ganar, hoy en día, una elección federal.

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