Por Óscar Sánchez Márquez
El pasado martes 24 de mayo México vivió uno de sus días más violentos de los últimos años. Ese día, en todo el territorio nacional fueron cometidos 118 homicidios dolosos, es decir asesinatos de personas. Se trata de una tragedia nacional que se busca ignorar, bajo la falsa creencia que así se matiza o deja de existir.
En ese “martes negro”, cada hora fueron perpetraron 4.9 asesinatos de personas, y si lo trasladamos a minutos la cifra es aún más dramática pues resulta que cada 12.2 minutos un mexicano era asesinado.
Hay otros indicadores a nivel macro que ilustran la gravedad del problema de la ausencia de Estado de Derecho en el país: El índice Global de Crimen Organizado ubicó a México en el cuarto lugar, en cuanto a presencia y operación de crimen organizado, solo por debajo de República Democrática del Congo, Colombia y Myanmar
Otro ángulo de esta tragedia de la que mucho se habla pero poco se hace, lo aporta el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, quien reportó que entre el 15 de marzo de 1964 y hasta la tarde del 16 de mayo de 2022, un total de 100,009 personas permanecen en calidad de desaparecidas o no localizadas en el país, es decir no se sabe dónde están o qué les pasó.
México Ensangrentado – Opinión
Los datos de la tragedia provienen de diversos puntos. En marzo pasado el general Glen VanHerk, jefe del Comando Norte de Estados Unidos, estimó que entre el 30 y 35 por ciento del territorio mexicano está controlado por el narcotráfico o el crimen organizado.
Quizá ese porcentaje se quede corto. El crimen organizado se respira las 24 horas del día.
Los datos se suceden día a día, desde diversos frentes y con magnitudes cada día mayor. Sí un día los mexicanos amanecen con la noticia de un fusilamiento de 15 personas en algún poblado de Michoacán, al siguiente el horror se ve escalado por la masacre de 20 personas en un bar del centro del país o una docena de colgados en algún puente de alguna ciudad.
La propuesta presidencial “abrazos no balazos” ya ni siquiera suena a broma, sino a ofensa, sobre todo una falta de respeto a miles de mexicanos víctimas de la violencia, la cual se expande como la humedad por todo el territorio nacional.
No hay una brújula que oriente al gobierno federal el camino para frenar esta escalada de violencia.
México Ensangrentado – Opinión