Por Karina Aguilar
Ni bien había pasado un día de su Gobierno, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, tuvo que enfrentar las consecuencias de otorgar tareas de seguridad pública a elementos de las Fuerzas Armadas.
El 2 de octubre, mientras en Palacio Nacional ofrecían una disculpa pública a los familiares de estudiantes asesinados por elementos del Ejército mexicano en 1968; en Chiapas, soldados dispararon contra 33 migrantes que viajaban a bordo de dos camionetas dejando un saldo de seis muertos y diez heridos; así inició el Gobierno de la primera mujer Presidenta.
El día de su toma de protesta, con el saludo a la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, parecía que las descalificaciones y rencillas entre el Ejecutivo y el Poder Judicial podían quedar atrás; pero esto no sucedió.
En la primera oportunidad que tuvo la mandataria federal, dejó claro que no habrá marcha atrás a la reforma al PJ y que la elección de jueces, magistrados y ministros se llevará a cabo a pesar de la decisión que pudiera tomar el máximo tribunal del país.
“Llegamos todas y todos”, afirmó en su discurso el 1 de octubre, pero igual que su antecesor, dejó plantados a los acapulqueños que la esperaban para enseñarle la magnitud del daño que provocó el huracán John a su paso por Acapulco y otros municipios de Guerrero.
Claudia Sheinbaum sólo visitó el cuartel del Ejército, donde recibió el reporte de la situación y a bordo de su camioneta hizo un breve recorrido por algunas calles del puerto, pero tampoco atendió el llamado de todas y todos los guerrerenses.
En contraste, el fin de semana, la Presidenta estuvo en Tizayuca, Hidalgo, donde dio el banderazo de salida a la construcción del tren de pasajeros a Pachuca, ahí sin desastre de por medio, sí saludó a las cientos de personas que la esperaban para darle la bienvenida y tomarse fotos.
La primera mandataria anunció que las conferencias Mañaneras cambiarían de formato, nada más lejano a la realidad, es la misma escenografía, aunque ahora con flores, la misma posición para las sillas de los invitados y prácticamente las mismas secciones, pero con nombres distintos.
Si bien no debe sorprender que Claudia Sheinbaum siga los mismos pasos del expresidente, sí se esperaba un cambio que le diera el toque “humanista” que tanto ha resaltado a su administración.
Al menos durante los primeros años de su Gobierno, la presidenta de México no hará distinción alguna con la administración anterior y, mucho menos, intentará deslindarse de su mentor, porque esa fue la promesa: continuidad.
Y en Pregunta Sin Ofensa:
En Pregunta Sin Ofensa lamentamos la muerte de Ifigenia Martínez y Hernández, quien fue la primera directora de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM; la primera mujer mexicana en obtener una maestría en la Universidad de Harvard; fundadora del PRD y de Morena y quien el 1 de octubre pasó la banda presidencial a la primer mujer presidenta de México. Descanse en paz.
Fuente: https://www.24-horas.mx/2024/10/08/los-ocho-dias-y-la-dificil-separacion/