Comentario
Se ha dicho hasta el cansancio por el presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena, que lo importante no es el cargo sino el encargo. Sin embargo, conforme se acercan los tiempos políticos rumbo al 2024 se han hecho varios enroques políticos en el gabinete con tal de ajustar todo en tiempo y en espacio a quienes aspiran a un puesto de elección popular.
Como caso más reciente está la renuncia de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea como Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, justo cuando en la narrativa del Ejecutivo está latente una reforma integral al Poder Judicial porque desde su punto de vista ministros, jueces y magistrados no han hecho nada a favor del pueblo y sí, en cambio, ha liberado delincuentes.
Pero más allá del contexto actual del papel que desempeña el Poder Judicial, apenas superada la crisis de la desaparición de fideicomisos, lo cierto es que quien renuncia a la toga y el birrete deja más una estela de sombras que de luces a su paso por la sede del Poder Judicial.
Con su pretensión de impartir justicia desde una óptica progresista so pretexto de garantizar los derechos de todas y todos, Zaldívar Lelo de Larrea no tuvo la mínima delicadeza ni reparo en atender e imponer una agenda ideológica en sus posturas, incluso sentencias hasta caer en prácticas de activismo judicial.
La sombra del ministro Zaldívar que podría ser secretario
Como ejemplo está el tema de la despenalización del aborto en México en cuya resolución se admite, aún por encima de la autonomía de los congresos locales y leyes estatales se dio por hecho que este delito se convirtió en un derecho a decidir por parte de las mujeres.
Sin consideración alguna de las evidencias científica que avala que la vida comienza en la concepción y termina con la muerte natural, el ministro presidente ignoró, además, acuerdos y tratados internacionales firmados por México en materia del Derecho a la Vida.
También, desde otra perspectiva, la sentencia del Poder Judicial es un riesgo para la división de los Poderes de la Unión, porque se privilegian posicionamientos basados en convicciones personales o ideológicas, más que en razonamientos jurídicos, en un acto que perjudica el espíritu de imparcialidad que debe regir en el seno del Poder Judicial.
Así, se va Aruro Zaldívar Lelo de Larrea, quien se incorpora al equipo de Claudia Sheinbaum como Coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación , sólo para confirmar que lo importante es el cargo y no el encargo.