Por Erika Solorio
El reconocimiento hacia los derechos fundamentales tiene que estar garantizado para todas las personas, sin excepción. No podemos permitirnos la discriminación, la persecución, la violencia, la negación de derechos básicos ni restricciones a la libertad de expresión.
La falta de conocimiento y los estereotipos sobre grupos específicos (raza, género, religión, orientación sexual) pueden fomentar la intolerancia hacia los derechos humanos. En pleno siglo XXI, en la época contemporánea el respeto a los derechos es de suma importancia, que impere la congruencia.
Naciones Unidas destaca: “Luchar contra la intolerancia exige educación: La intolerancia nace a menudo de la ignorancia, del miedo a lo desconocido y de un sentido exagerado del valor de lo propio. Por eso, es necesario educar sobre el tema y enseñar la tolerancia y los derechos humanos a los niños”.
Todas y todos debemos unirnos para fomentar la tolerancia, la paz; las disparidades económicas y sociales pueden perpetuar la exclusión y el no respeto hacia ciertos derechos. Las crisis políticas y los conflictos pueden generar situaciones donde los derechos humanos sean violados sistemáticamente.
La falta de aplicación de los derechos humanos puede llevar a abusos, torturas y violencia; las sociedades intolerantes suelen enfrentar conflictos internos y mayor polarización. La intolerancia perjudica el desarrollo social y económico, ya que margina a grupos que podrían contribuir positivamente.
Es imprescindible fomentar la educación en derechos y promover diálogos para aumentar la conciencia y comprensión, así como implementar y hacer cumplir las leyes que protejan los derechos y prohíban la discriminación. Las organizaciones no gubernamentales y los movimientos sociales pueden jugar un rol crucial en la defensa.
La intolerancia hacia los derechos humanos es un desafío que requiere un esfuerzo conjunto; en sus diversas formas, ha resultado en un número significativo de decesos en todo el mundo a lo largo de la historia. Genera tragedias:
La primera y la segunda Guerra Mundial, los genocidios como en Ruanda (1994) y la Guerra de los Balcanes (1990-1999), han llevado a millones de muertes. La persecución de minorías religiosas, como ha sucedido con los cristianos en diferentes partes del planeta, así como de otras religiones. Muchos encarcelamientos.
Los regímenes totalitarios e insurgencias armadas han causado miles de muertes. Ejemplos incluyen las atrocidades cometidas por el ISIS en Medio Oriente. La violencia homofóbica y transfóbica ha resultado en muertes. En muchos países, las personas LGBTQ+ enfrentan persecución.
No podemos permitirnos más atrocidades a causa de la intolerancia, la muerte de personas deja heridas profundas en las sociedades afectadas. Asimismo, las crisis de violencia han producido grandes olas de refugiados y personas desplazadas.
La intolerancia puede tener efectos devastadores, y es esencial trabajar activamente para mitigar su impacto y promover un mundo más pacífico y tolerante. El próximo 16 de noviembre es el Día Internacional de la Tolerancia.