• En el 3T2024, la inversión privada representó el 90% de la inversión total en México y la inversión pública el 10%.
Ernesto Madrid
La inversión privada es el principal motor de formación de capital, por lo que fortalecer la certeza jurídica es fundamental por lo que, para la administración para la presidenta Claudia Sheinbaum, será crucial crear estrategias para evitar la desaceleración de la inversión pública y al mismo tiempo priorizar la rentabilidad social de proyectos de inversión, solo así se puede garantizar crecimiento económico con bienestar social.
Solo que, para los analistas, la Producción Industrial (PI) que está relacionado con la infraestructura del país, podría reducirse en 1.0% en 2025, tras el 3.4% de 2023 y el 0.6% esperado para 2024, debido principalmente a la contracción de la construcción y de la minería, así como un avance marginal de las manufacturas (0.8% en 2025, 0.5% en 2024).
Sin dejar de lado que algunos de los pilares del crecimiento han sido debilitados desde el gobierno anterior (en particular la estrategia energética y las políticas no favorables al mercado), muchas características de la economía mexicana han colocado al país como un fuerte beneficiario de las tendencias de relocalización.
Solo que, para maximizar sus beneficios será necesario abordar los desafíos estructurales de largo plazo relacionados con el marco de gobernanza, mejor acceso al financiamiento e inversión pública más alta y mejor focalizada que alivie los cuellos de botella en la infraestructura, sugiere un análisis de Citibanamex.
“En cuanto al “nearshoring”, las carencias en infraestructura (energética, logística y de abastecimiento de agua) siguen siendo importantes barreras para la consolidación de la narrativa de la relocalización, a las cuales se ha sumado la volatilidad e incertidumbre generada en el ámbito político. Por ello, su relevancia como riesgo al alza ha disminuido considerablemente, y esperamos que así se mantenga hasta la renegociación del TMEC (en 2026)”, apunta.
En contraste, es necesario recalcar que, la inversión representó 24.3% como porcentaje del PIB en el tercer trimestre de 2024 y el semáforo económico de inversión se encuentra en verde, de acuerdo con México cómo vamos. Lo anterior implica que solo creció 1.1% respecto al segundo trimestre del año, producto de una disminución de (-)0.6% en la inversión pública y de un incremento de 1.4% en la privada, cuya variación trimestral es producto de una disminución de (-)0.6% en la inversión pública y de un incremento de 1.4% en la privada.
Ahora bien, durante el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador la inversión creció 14.47%, solo que, esta tasa de crecimiento acumulado ha sido la segunda más baja de los últimos cuatro sexenios, por debajo de las administraciones de Felipe Calderón y Vicente Fox y por encima de la de Enrique Peña Nieto.
Es por eso, que fomentar mayores niveles de inversión tanto pública como privada en un país resulta el principal motor de crecimiento económico, para que, de esta forma se alcance una mayor producción, pero también se generan oportunidades laborales, tanto por su efecto inmediato sobre el PIB, como por las dinámicas que genera en la economía en el mediano y largo plazo.
No obstante, para que estas dinámicas se materialicen y tengan beneficios reales para la población, es crucial que los recursos se destinen a proyectos rentables y productivos. En el caso de la inversión pública, además, debe priorizarse la rentabilidad social. Solamente así se puede propiciar un entorno con crecimiento sostenido en la inversión, y a su vez, del crecimiento económico y el bienestar social, concluyen los análisis.
@JErnestoMadrid