Por Ernesto Madrid
Pasada la antepenúltima tormenta electoral, antes de las elecciones presidenciales del 2024, el escenario se antoja movido, surtido y divertido, sobre todo porque desde el gobierno federal apunta al desprestigio del partido tricolor que se ha convertido prácticamente en un remora para la oposición.
La alianza Va por México, tendrá que analizar bien hasta que punto les conviene que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se mantenga como aliado en las elecciones de 2023 cuando tengan que enfrentar en el campo hegemónico tricolor las preferencias en el Estado de México donde se encuentra el grupo Atlacomulco, donde surgió el neoliberalismo de los conservadores que han estado en el gobierno, saqueando más que gobernando.
Esto sin duda, pone en entredicho las preferencias electorales en dicha entidad, como también está cuestionado el tricolor en Coahuila que se enfrentara al equipo de Morena y aliados, el próximo año.
De entrada, el Movimiento de Regeneración Nacional lleva las preferencias electorales en las apuestas por el triunfo de esas dos entidades. Por ejemplo, en el Estado de México las encuestas arrojan una preferencia del 32% para Morena con Delfina Gómez como candidata y los aspirantes de los otros partidos, no llegan ni al 10% aún cuando Laura Rojas del PAN sume su 9% y Ernesto Nemer del PRI su 7%, en alianza. Lo que sí es delicado es que el abstencionismo arroja un 26%, es decir, sólo Morena convence.
Una razón de peso es que desde Palacio Nacional se haya dado el banderazo para el inicio de la guerra electoral que abra de culminar en el 2024, pasando por la batalla de los dos estados en disputa en el 2023.
Lo cierto es que la ruta está trazada, y por lo menor así quedó establecido cuando desde la presidencia de la República, se dio el aval para la guerra electoral que ya inicio, violando las leyes por actos muy anticipados de campaña y claro, usando recursos públicos por lo cual el PAN ya presentó ante el Instituto Nacional Electoral (INE) una denuncia contra secretarios de Estado, la jefa de Gobierno y líderes políticos de Morena, conocidos como “corcholatas”.
Pero esto a Morena, aliados y gobierno central los tiene sin preocupación porque ha sido la constante durante los últimos procesos electorales, violando todas las leyes que establece el árbitro desde el Instituto Nacional Electoral a quién López Obrador quiere desechar para poder tomar el control de cara al 2024.
Lo cierto es que si el PRI y su alianza con el PAN no pueden retener esos dos últimos bastiones que le quedan al priismo, estaríamos enfilándonos hacia la reedición del gobierno de un solo partido y del partido de Estado, y hacia la continuidad de la 4T en el 2024.
Más aún, el golpe en contra de Moreno es parte de la campaña rumbo al 2024 donde AMLO no quiere dejar que crezca ningún candidato de la oposición.
Lo que más interesa en este momento, es desprestigiar, exhibir y acabar con el PRI para conseguir una ruptura en la alianza Va por México y los escopetazos están dirigidos al presidente nacional del tricolor, “Alilto” Moreno, quien tiene mucha cola que le pisen y busca a toda costa, permanecer en la dirigencia, con la única intención quizás de conseguir la impunidad ante las acusaciones de corrupción.
Así quedo claro luego de la reunión que tuvo con los ex dirigentes de su partido, donde se aferro a la presidencia bajo el argumento de que los estatutos así lo establecen, pero quedo evidenciado cuando ninguno de las personalidades de tricolor se acercó para la foto, bajo la sugerencia de que analice su permanencia en la dirigencia.
Sin duda, para toda la “militancia” que aún permanece en ese partido, “Allito” estorba, es tóxico para el partido y en el fondo hay un argumento interesante: el descrédito del PRI no sólo luego de antepenúltima batalla electoral, donde prácticamente perdió cuatro de seis entidades sino porque el tricolor arrastra el desprestigio de la sociedad que de acuerdo con las encuestas Buendía & Márquez el 50% tiene una mala impresión del PRI.
Por si fuera poco, habrá que recordar lo que, en un estudio de Reforma, ventiló en febrero de 2018, cuando el PRI perdió la presidencia; el 48% del electorado decía que no votaría jamás por el PRI, para diciembre, como lo especifica éste miércoles Raymundo Riva Palacio en El Financiero, subió al 66% por eso no es considerado como un activo para la alianza Va por México.
Ante esto, para contener la unidad de la alianza opositora, tendrá que observar al menos dos escenarios: El primero, que tan factible es que el tricolor siga en la alianza opositora, bajo la premisa de que mantiene un 18% de las preferencias electorales, para lo cual, los partidos que conforman la oposición tendrían que arrojar a “Alito” Moreno de la dirigencia para no contaminarla más.
El segundo, que tan factible es continuar con la moratoria constitucional, que sin duda esta ocasionando más desgaste de la oposición, ante el pueblo de México, para lo cual tendría que presentar un proyecto de nación de largo plazo, ya que la administración de López Obrador no cuenta con él, de acuerdo a Cuauhtémoc Cárdenas y, el gobierno del presidente privilegia la improvisación y las ocurrencias.
La guerra ya comenzó – Opinión
Morena, ya gobierna a 22 estados en apenas 4 años, ganó 5 estados en 2018; 1 en 2019;12 en 2021 y 4 en 2022 y está afianzando cada vez más impulsado por la imagen y popularidad del presidente, consolidado por la maquinaria electoral en que se están convirtiendo los programas sociales clientelares.
El proceso de alianzas empezó en México hace un tiempo, pero sólo a partir de 2018, las alianzas se volvieron un asunto de supervivencia para los partidos antes dominantes: PAN, PRI y PRD.
Por eso, el grueso de priistas se pasa a Morena al no ver ya muchas oportunidades dentro del tricolor, y los gobernadores priistas rinden la plaza para lograr al menos impunidad (y quizá algún cargo).
Ante esto, la alianza sólo tiene dos posibilidades rumbo al 2024: Una, que la alianza de Juntos Hacemos Historia ganará en tanto no se divida y en espera de que la oposición llegue fragmentada, como se advierte siempre, cuando hay intereses de por medio como el caso de la coalición Va por México.
La otra, que la alianza Juntos Hacemos Historia se divida y la oposición no se fragmente, lo que incluye a Movimiento Ciudadano y entonces la oposición llegaría al poder, poniendo en riesgo los avances de la Cuarta Transformación.
La guerra ya comenzó.